El martes 18, a las 18 horas, en el Palacio de Carlos V (Sala de Conferencias de La Alhambra) se procederá a la entrega del XVIII Premio Andalucía de la Crítica. A pesar del innato pudor y natural vergüenza, resultará extremadamente vigorizante estar en compañía de la honra y prez del gremio: mi hermano Miguel A. Zapata premiado en novela (nuestro vibrato coincide desde hace años), Diego Vaya en poesía y Joaquín Fabrellas en ópera prima, prevaricadores todos del buen lenguaje. Tras quedar finalista con Los demonios del lugar y Los líquenes del sueño y ganador con Las frutas de la luna y Devoraluces, siempre es una alegría saber que las pálidas creaciones de uno (por muy oscuras que parezcan a veces) son recibidas con favor en estas riberas. Ello contrarresta un tanto la inherente fatalidad del artista, que en ocasiones recibe de los dioses alguna merced. Gracias una vez más a la inestimable labor cultural de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, ahora con Remedios Sánchez al frente.
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