He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuestionario Básico en Cierta Distancia






1.- ¿Por qué escribes?

Quizá para elaborar al gusto de uno mismo -y en las proporciones adecuadas- ese antídoto contra el veneno de la realidad que es la ficción. Para tener un asidero, sentir que la vida no ha sido, después de todo, una cáscara vacía. Tal vez escribo porque pienso, con Wallace Stevens, que el mundo imaginado es el bien definitivo.


2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Sigo escribiendo a mano, repujando cada palabra y cada historia lentamente, por desgracia sólo los fines de semana. No necesito rosas amarillas, beber bourbon o encender un cigarrillo egipcio. Sólo el alfabeto, la sintaxis y una paciencia infinita. Pero, por encima de todo, para levantar trabajosamente pequeñas construcciones imaginativas en prosa necesito silencio y mucho tiempo por delante (algo que la disciplina salarial y la ausencia de vecinos mudos dificultan), una vida recogida que no me deje por entero en manos de las circunstancias.


3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Si Walter Pater tenía razón al definir el Romanticismo como la suma de la extrañeza y la belleza, entonces soy un rendido epígono del Romanticismo. Cultivo por tanto una literatura de fabulaciones oscuras; me atrae esa realidad paralela que, de manera distorsionada como una sombra, acompaña a la realidad visible; me interesa hacer posible lo imposible, librar al lector de la menesterosa cárcel de lo cotidiano, mostrarle otras perspectivas, otras dimensiones, inquietarlo, hacerle perder el suelo de las certezas bajo los pies, convertir en sustancia estética los misterios de la existencia.


4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Está por ejemplo la divisa patafísica (me esfuerzo de buena gana en pensar cosas en las que pienso que los demás no pensarán). También la idea de Merino (la literatura debe hacer la crónica de la extrañeza) y la confesión de Gómez de la Serna (nada de lo que he escrito está escrito sin toda la premeditación, con mucho tiempo por delante, con una balanza de platero ante mí y en ella echando todas las palabras).


5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

En los relatos -que deben ser milimétricos, quintaesenciados- supone un suicidio dejarse llevar por la historia. Con los primeros libros planificaba menos los textos (era la poderosa excitación del descubrimiento del mundo, del apremio respecto a la vida imaginaria, de la creación caudalosa y libre), pero poco a poco aprendí a plegarme por completo a sus necesidades, a aunar la precisión y belleza del lenguaje con la singularidad de la historia. Sin embargo, y aunque después de más de tres décadas escribiendo relatos me guío ya casi exclusivamente por el instinto, a veces, en muy contadas ocasiones -como en El síndrome de Lugrís del libro Las frutas de la luna- la narración crece y se desborda. Quiero creer que de forma justificada, ya que acabé necesitando treinta páginas para que el descenso a la locura del personaje resultara verosímil.


6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Para no elaborar una lista interminable, nombro sólo dos debilidades: la del mágico y delicioso universo de Álvaro Cunqueiro y la de esa cumbre estilística de la humanidad que son las Memorias de ultratumba de Chateaubriand.



7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Menoscuarto acaba de publicar Las frutas de la luna, libro de relatos en el que trabajé durante tres años con voluntad de orfebre.

Hace unos meses la editorial italiana Siska Editore publicó, en formato de ebook multimedia, una selección de relatos breves titulada Racconti abissali. Y este verano está previsto que, en la colección Vagamundos de la editorial Traspiés, se publique exento Almanaque de asombros, un relato de principios de los noventa iluminado con dibujos de Claudio Sánchez Viveros.

Mientras tanto, he acabado el siguiente libro de relatos, Breviario negro: cuarenta textos que probablemente serán ilustrados por el artista argentino Santiago Caruso.




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