He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

domingo, 29 de agosto de 2021

"La máquina de languidecer" por Lilian Haydée Cheruse

Tras las exhaustivas reseñas de otros libros de Ángel Olgoso (Las frutas de la luna, Los demonios del lugar, Breviario negro y Astrolabio), la escritora argentina Lilian H. Cheruse aplica su enriquecedora mirada a los cien microrrelatos de La máquina de languidecer, convirtiendo este acercamiento en un detallado caleidoscopio lleno de matices e impresiones lectoras.
Acompañan esta entrada algunas obras de Jan Fabre, artista belga multidisciplinar, dramaturgo, director de escena, coreógrafo y diseñador.



LA MÁQUINA DE LANGUIDECER 
POR LILIAN HAYDÉE CHERUSE


El título y las citas iniciales son guía del paseo temático abordado por Ángel Olgoso que, con originalidad y extrañeza, convierte los relatos en genuinos exponentes de su pericia prosística. La máquina de languidecer es sinónimo del ser humano al que el escritor desmembra y rearma una y otra vez. Cuerpo y psiquis componen un robot biológico que camina hacia la muerte atravesado por el tiempo y por el dolor. El autor desnuda nuestras debilidades incluyendo con fiereza esa desagradable apariencia psicofísica que nos pasa inadvertida sólo porque somos idénticos espejos unos de otros. El relato Los ojos es un ejemplo de esta afirmación. En éste descubre al otro ser humano que somos: una máquina-monstruo, la que resignificamos como adorable. En Empirismo, el parpadeo de “los ojos” cambia nuestra visión. Esos instantes rítmicos transforman la escena porque según sus palabras el “ mundo es plegadizo”. Al levantar los párpados aparecen el “orden”, la “textura”, el “volumen”, el “nombre”, al bajarlos, todo se disfuma, creando una especie de teoría filosófica. Ese titilar permite ver el cuerpo de modo casi pavoroso.




Los textos abordan diferentes tópicos pero en su estructura narrativa también repiten ese movimiento abre-cierra-transforma. Es un esquema que desarticula la percepción, revierte o invierte el concepto de lo mítico, religioso, histórico o literario como una especie de revelación o al menos una revisión de la existencia. Hay que ver para creer y no todo lo que se ve es. Bellísimas formas líricas ornamentan la simpleza o la complejidad conceptual. La prosa de Angel Olgoso enaltece sus teorías, algunos textos encandilan por ese estilo casi abrupto conque finalizan. Son inesperados, sorprendentes, movilizadores del dolor, del pánico o reflexivos como el caso de Las horas perdidas; Naufragio; Ulises; La larga digestión del dragón de Komodo; Samsara; Danza de espadas; En una exposición; La melancolía de los gigantes. Otros elevan el espíritu ante la perfección y belleza formal, aún a sabiendas del contenido. Me refiero entre otros a El proyecto, La pesca; El golpe maestro del leñador mágico; Un día de campo; La Atlántida, La caja de los truenos; El narval. La enumeración puede seguir pero hay otros parámetros para analizar en ese contexto y que bien se cruzan o alternan con los tópicos mencionados. Por ejemplo Irremediable desarrolla una visión psicosomática donde la descripción va despojando las diferentes “capas” que componen nuestro cuerpo y que constituyen las partes de la anatomía humana. Desviste al hombre, primero le quita la epidermis y sigue así sucesivamente arrebatándolo de afuera hacia el interior hasta reducirlo magistralmente a la nada como si fuera una ilusión óptica anclada en la obsesión de la culpa. En Los ojos repite este esquema pero desde la ruptura de la belleza y por qué no del amor? Esa disección se repite en De coleópteros y firmamentos, Hispania I. En Mi sombra, el personaje se fagocita. Su creatividad vuelve imperdible esas descripciones que desmembran al hombre.





El tiempo ronda en las páginas como un círculo, una hilera de sucesos o el final de la vida, la crítica social, en otros. Todos inmersos en la materia, la existencia y el adolecer de esa máquina finita, esa máquina reveladora que corroe conceptualmente todo el trayecto de esta obra. A veces, mutan diferentes versiones del mundo, en otros conviven, es el espacio que define dónde y cómo. Mi mirada desde “La Máquina…” nace del frutado mordisco sensorial para que la emoción sea conductora de este análisis. Me explayo en aquellos que han enaltecido la belleza de la palabra. Destaco desde esa arista y convocado por el mito a La Atlántida, un breve texto que invita al disfrute. Ese fantástico escenario fluye desde el ordenamiento perfecto de las oraciones que in crescendo nos envuelven en ese clima de ciudad deseada, perdida, soñada... Los sintagmas reproducen la misma "policromía" que Angel promueve con el propio uso del mismo vocablo introducido en el relato. Pintamos en el aire por la asociación con el color que emiten los términos ribeteados de leyenda, de detalles arquitectónicos antiguos o por la mención de metales nobles o de pedrería preciosa. Esa suma de recursos estilísticos nos transporta a una "visión de tiempo y misterio", de riqueza perdida. La mención del término “lame” genera un movimiento del mar y entonces lo vemos acariciando, ondeando entre las construcciones. Dice “…lame el musgo" y el texto excita la imaginación. Un único vocablo provoca esa catarata lúdica, el baño de los objetos con el roce del agua. A medida que transcurren las descripciones queda en el aire la resonancia de lo irrepetible y perdido, de la riqueza y exaltación que emiten los sintagmas como “color ámbar”, “labrada en jade”, “pan de oro”, “alabastros”, “palacio...” hasta que el texto cierra el descubrimiento de esta diadema fabulosa con un anatema: el arqueólogo no podrá revelarlo jamás. Sigue el mito en Ulises con una inversión de la historia de Troya. Perspectiva: el peligro de morir se cierne desde el nacimiento como una “espada de Damocles”. Junto al mito acompañan el tiempo y dolor la Danza de espadas donde juega con las cartas y el propio destino. El tiempo se vuelve eje en Las horas perdidas: una suma de leyendas con valoración temporal.




También el mito en La caja de los truenos. Una especie de caja de Pandora pero exquisitamente enjoyada con una “traba turquí” como expresa el autor. Una metáfora envuelta en un regalo atrapante. Una envase con una traba, un cierre que le dará esplendor a la historia que pende de las manos de un pequeño huérfano. La palabra fluye y atrapa la curiosidad. El inocente abrirá esa tapa y develará el misterio? Si eso sucede, seguramente se "desatará" la línea de los años y el caos se producirá en el mundo. La prosa poética narra como leyenda y juega con la actitud de un infante dispuesto a mirar dentro de esa " cajita de madera", esa pausa de supuesto atrevimiento es la que inmoviliza el devenir. Allí dentro está el secreto del tiempo...todos queremos abrirla y cerrarla al unísono y el niño está a punto de cumplir nuestro deseo, aunque Olgoso nos prevenga...

Refiriéndonos también a las leyendas nos detenemos en El lobo viejo de las desgracias: una sátira sobre historias de fantasmas pero que en definitiva revela el avieso comportamiento de las inmobiliarias. Es decir que también adolecemos por estar atrapados en el sistema.




La literatura y el escritor presentes en Los Rivales: son Cervantes y Shakespeare en un duelo permanente sobre la paternidad de la genialidad literaria o La pesca: bellísimas imágenes dando forma a un texto-metáfora del fenómeno creativo.

En 237 fragmentos de metralla una enceguecedora escena de guerra y un homenaje a Hemingway. El otro Borges hace honor al humor y picardía del gran escritor invirtiendo su realidad física. El último lector es un abordaje testimonial del poder del estado que busca la sumisión del lector, del pueblo en la ignorancia.

Buenos propósitos: La lucha del escritor con sus lectores. La condena con Kafka protagonista y el eje puesto en “la ley”, tema de la obra kafkiana que atrapa al propio escritor-personaje. El purgatorio: una humorada negra sobre el escritor. Crimen Perfecto: donde otra vez el escritor es blanco del lector.

Las religiones toman su puesto en: El proyecto, una simbólica creación del mundo bíblico pero con un final diferente; aquí la versión del hombre deberá reprogramarse. Sus enumeraciones realizan un “desplegado” de elementos disociados pero concatenados unos con otros. La diversidad conforma el planeta en una sinfonía de palabras poéticas. Ultima cena ofrece una mirada reveladora, una inversión del evangelio de este singular pasaje de la fe. Il giardino segreto: la otra cara, el reverso de la supuesta vida mística de un claustro de monjas de clausura. El horror y la perversidad se repetirán en otros textos, como en El juicio o Escenas de burdel.




El tiempo y la religión presentes en Samsara: el perpetuo vórtice de la reencarnación acecha. La prosa es un mecanismo en movimiento que troca los escenarios y acusa los dolorosos estados del hombre que fue ñu y muta de forma una y otra vez sin escapar de ese destino de prisionero. Todo sucede como si fuera un cambio de la vestimenta detrás del escenario de un teatro. El texto interroga: ¿qué culpa, que karma lo persigue? Despierta similar desasosiego y angustia que aquel relato de "...Sísifo" donde el desdichado perseguido, gira alrededor de la torre sin detenerse para evitar al asesino. El ñu en "perpetuo vórtice" nos sorprenderá cuando nos observe desde la piel de un cocodrilo. En qué hombre retornará a la vida? Esos ojos vivaces y acorralados quedarán grabados en nuestra imaginación…
El tiempo cíclico se hace presente en El golpe maestro del leñador mágico: un hermoso escenario sobre el fin de la civilización, de ese anunciado apocalipsis. La palabra encarna un mágico panel de imágenes y enumeraciones en tropel pero que, ordenadas, suman las instancias, los objetos, la naturaleza, la historia vivencial y la civilización hasta que nada queda y desaparece como una mortaja planetaria. El uso de sinestesias dispara el “desorden aluvial” con sustantivos: “…huracanes”, sintagmas “… cuartetos para violonchelos de Bach…frases poéticas: “…cuerpos desnudos tan blancos como nevada en un lecho…”, comparaciones: “…todo resplandece como hilillos de savia extraída de un millón de hojas tiernas que corrieron a perderse”, . En este texto, al igual que en el Proyecto, el planeta reiniciará su ciclo. En el primero será de la mano de un niño que modela el mundo en arcilla, aquí, en El golpe maestro del leñador mágico, a partir del último hombre viejo. Todo vuelve a comenzar, dice textualmente: “…cráneo vacío y roto del último hombre comenzaron a brotar grandes hierbas”. Las enumeraciones exaltan el poder artesanal del escritor.




Las debilidades humanas están presentes en La larga digestión del dragón de Komodo: una conmovedora historia donde con una mirada hacia atrás el hombre recuerda al niño que fue y siente los golpes de un padre insensible “…como un chasquido que se escucha cada vez que un padre se quita el cinturón…”; El misántropo; Pueblo chico, infierno grande. También acompañados de personificaciones: Modestos aquelarres, La melancolía de los gigantes, Naufragio, Los trabajos del carnicero. Respecto a las creencias cito En una exposición, Hispania I, De coleópteros y firmamentos o El emisario.




Sobre el amor apunto Un día de campo con el tiempo como eje. Una extraña contraposición entre la dinámica amorosa y un ejército en posición estática, en un escenario inmóvil. Tesoros con el tiempo perdido. El narval al sentimiento amoroso y la indiferencia narrada en una atmósfera fantástica que se extiende por todo el relato como un “alud de agua marina”. La aparición del unicornio agrega otra metáfora más: su cuerno es una daga que traspasa el corazón. Persistencia: el amor perpetuo, belleza y terror contrapuestos. Mensaje secreto: El instante de la muerte y un amor narrado con el más puro de los lenguajes. Lamelibranquios: un escenario marino, una pantalla traslúcida y líquida donde no faltan “anémonas, coral, blenios, anguilas, erizos, bosques de quelpos”. El narrador llega al fondo del limo y encuentra un campo extraño de moluscos bivalvos y se abre en ese espacio una delicado descripción de la formación del órgano femenino. Un homenaje a su esencia. No hay torpeza, sí, una delicada y descriptiva interpretación de esa genitalidad y su descripción anatómica como esencia del erotismo, del sexo y del amor.

En "La Máquina..." hay textos atravesados por el tránsito inexorable y salpicados por otros tópicos que suman al andar sufrientes como Vidas privadas, Reconciliación o El sudor de las estatuas. Relatos que expresan aspectos como la timidez. La vergüenza es tan fuerte que sobrevive como una jugarreta perversa. En Vidas privadas la historia del mundo desde la hostilidad y la muerte, en Reconciliación el amor hace que una piedra viva. Puntualidad: un brevísimo texto y una descripción con resonancias misteriosas. Es el pulso muerto de la ciudad bajo el pantano, dice Olgoso "...helado como una pena.." En algunos textos puede que el cuerpo sufra mutilaciones. En Quauhxicalli las descripciones generan horror y pavor.




El destino y el tiempo van de la mano en La travesía o en el relato imaginativo de El colibrí del instante donde el padre puede sentir que un "parpadeo" salvó a su hijo. Destino es sinónimo de responsabilidad y dolor. Esa manifestación de pesar puede presentarse desde las realidades espaciales del sueño, del cuento o de la vida.

La derrota: el destino puede tomar la forma de una persecución constante que no da tregua a la felicidad ni aún en los cuentos y leyendas. En Contrapeso la narración va del sueño a la realidad. Los dientes del tiempo: la historia pasa de la realidad al sueño. Al igual que en Contrapeso el clima es de una presión insoportable y la carga emocional agobia. El libro es un drama teatral con tantas escenas como textos lo componen. Este desguace psíquico, sentimental y físico constituyen las partes del ser humano que no puede escapar de su designio. En Teatro de la eternidad hay un anfiteatro del más allá. Una irónica versión del Paraíso donde los muertos se agrupan según la religión profesada. La humorada remata con un final satírico.




Desde el Teatro de la eternidad hasta Los peligros de la ambición punza el dolor existencial y la ironía aumenta ese sufrimiento. Ángel apuesta a su batería de conocimientos y entonces el hombre revive aquellos dioses y/o semidioses. Un mélange mitológico pertenece a este mundo de seres-mito donde la ironía a través de la gramática juega al final con un guiño entre narrador y lector. El juego gramatical reaparece en Conjugación: seis verbos para la terrible historia del hombre y la hostilidad. En Hábitat: los verbos replican su acción como si fueran golpes en los eslabones de la cadena hereditaria. En este caso, con el patrón de la violencia.

El terror puede que se geste desde la inocencia contrapuesta a la figura del asesino (sea o no una personificación), caso El demonio de Bengala donde el tigre mira al niño para arrastrarlo con sus garras. Puede que genere horror contra belleza como sucede en Diadema en tu cabello.




La bañera: ¿Muerte o fascinante desaparición en este extraño texto? La muerte se agazapa en el baño de inmersión. Es una escena casi onírica que arranca en el último acto de una vida. Algo "toma" al hombre mientras goza del masaje del agua, del placer de reposo, el relax de la posición horizontal y el volumen líquido que sube hasta sus hombros. La narración recrea una variedad de sensaciones que percibe el cuerpo laxo. La descripción del baño es cinematográfica, táctil, teatral. Vemos, sentimos y tocamos. La escena nos invita a entrar en él, “...la grávida sensación de deriva en el agua jabonosa…que poco a poco tu piel se va acomodando a la blancura de la bañera, a sus curvas, a sus bordes…”. Luego, la palabra se desplazará sobre esa mujer que, desnuda, avanzará sobre su cuerpo e inesperadamente se precipitará el final, estará ella y no él.

El gigante, da forma a un mito olgosiano con la noche en la superficie de la Sierra Nevada.

La dinámica del tiempo y los espacios paralelos, claves en Angel Olgoso, se acentúa en Claroscuros donde interactúan creando esa atmósfera extraña en una escena de sexo duro donde a veces el personaje es protagonista y personaje de la película, otras, es el esposo en su domicilio y suma al público del cine como parte de esta mixtura dinámica de espacios contiguos. Visión cinematográfica y onírica, paso de un espacio a otro.

La muerte recorre muchos de los textos, ejemplifico con Manos que ven: una representación del mito de las tres viejas del tiempo que hilvanan la muerte. Avatar, La planicie con una visión onírica desde la muerte, Suicida, Sortes biblicae, El ángel, Cuando la tierra se convierta en una tarde de domingo en los suburbios.




Otros temas: Las moscas, una teoría sobre los pensamientos. Cuadridimensional, una dinámica descripción de la evolución humana. Destaco tres textos donde los recursos formales se desarrollan como una escalada de párrafos con sus propios conceptos conformando nudos encadenados, no es casual que uno se titule así: Nudos. Estructura semejante desarrolla en Sortes biblicae paradoja satírica o en Hábitat. En Cerco a la bella durmiente: sátira homenaje a los cuentos clásicos donde esos “nudos” se corresponden con preguntas.

Hay relatos donde cuentan los opuestos semánticos,  como si respondieran de alguna manera al título del relato Enantiodromia. En ellos hay un juego de opuestos, que puede ser vida y muerte. La estética repite ese esquema: la belleza formal versus las sensaciones de horror o pesada carga emocional. Veamos:

Enantiodromia- Según Heráclito: “el juego de los opuestos en el devenir”. “Todo lo que es, pasa a su contrario”. Podría decirse que este cuento onírico o mágico recrea tal devenir. Aquí los seres humanos asumen los roles milenarios de la historia. Ejemplos: una prostituta sagrada de Tánit, el rey Sijón de los cananeos, Guelfos y gobelinos en guerra o un guerrero nubio de Ramsés II. Un listado de personajes del pasado que vuelven al presente. Finaliza el texto con un sorpresivo vuelco: ahora es el propio narrador la víctima anónima de un accionar luctuoso. 

El horror está presente y esa significación de opuestos se reitera en textos siguientes incluso con forma de paradoja. Veamos: Intercambio, el narrador que dio la mano, se quedó con la mano de un muerto (vivo-muerto). El emperador ermitaño: El emperador chino vive como un asceta. Él “no ve ni oye las vanidades del mundo” pero la eternidad no le traerá el paraíso sino que le quitará la vista y el oído. La otra "vida" a la que aspira es realmente la "muerte paradojal". Los peligros de la ambición: un escritor sediento de reconocimiento busca la inmortalidad literaria. Imágenes como “estela vítrea de una nube al ras de la tierra” elevan poéticamente el texto. El personaje convoca a los clásicos y recibe un escarmiento fatal. Aquí se oponen inmortalidad vs. mortalidad como una paradoja. Posibles enormidades latentes: un niño nace con particularidades humanoides diferentes (normal-anormal).




Dentro de esta Máquina de pesares aparece Caballería volante, tan original como el Quijote. Aquí los molinos de viento son los psicofármacos que como mágicas muletas nos acompañan a sobrevivir con menos dolor. Los nombres de las medicaciones aparecen como gigantes caballerescos. Se yerguen como una creación humorística sin desperdicio. Estos últimos relatos son como epílogos que vuelven sobre los temas anteriores sin perder originalidad. Aborda también el tema de las parejas y el sexo, donde la relación amorosa se sitúa como una tortura de uno sobre el otro: Nictálope, un texto onírico donde ella puede ser "repulsivamente hermosa" y desangrar a su pareja. Doxografia que expone el rol de la mujer como ser sufriente en el escenario erótico. Sobre el mismo tema titula otros relatos: Amante empedernida, Insomnio. En De las limitaciones: las imágenes visuales recrean otra versión humanoide donde las vísceras y el resto de la anatomía se vuelve translúcida y bella con una ambientación estética gracias a la maestría de artesano del escritor. Son cuerpos y almas opuestos a la visión del hombre-máquina creado en esta obra. La conclusión estalla como una cita bíblica: la versión humana delicada y pura no pudo sostenerse debido a la seducción femenina. Ese galanteo de mujer destruye la supervivencia de esa especie alternativa. La decepción amorosa es tema en Escritura secreta al igual que en Orfelinato de las estaciones. La sensación de carga y tortura también se inmiscuye en la relación con el prójimo, como si el otro fuera un objeto enemigo (El prójimo). La muerte gana un nuevo espacio con Mutación es decir el regreso a la cualidad de polvo. Insiste en Una excursión con un grupo de absolutamente nadie, un magnífico recorrido por el planeta que se gesta post muerte.




También hace gala del humor en El futuro pertenece a nuestro alumnado o en La expectativa. Amanecer para los ciegos nocturnos es un abanico imaginario al que le agrega una chispa de humor.

Algunos argumentos posibilitan ese vuelo poético donde imágenes, sensaciones, metáfora y algunas enumeraciones se confabulan en la creación estilística. Menciono en este sentido La fortaleza donde la existencia es la imagen de uno en el recuerdo del otro, el poder de la memoria, el proceso psíquico que nos trae el duelo cuando el otro muere y uno muere en él. Simbiosis: como en un celuloide onírico pasa la historia antigua sobre el lector. Bramador de viento donde la soledad o la cárcel, es decir el silencio permite ver la naturaleza envuelta en paisajes sensoriales. Umbrales: una apertura a distintos escenarios donde aparecen sus típicas enumeraciones, como también Puerta de la multitud de maravillas donde cada una de las aberturas es la entrada a un escénico mundo de fantasías, leyendas y mitos.




La máquina de languidecer es el libro de la herida y del desgarro. Sus textos vivan la magia y la extrañeza. La prosa construye belleza en cada frase, cada reflexión, cada testimonio, en cada gota de espanto y horror enalteciendo los argumentos.

Cierra con Subir abajo, un broche final de esa adolescencia mortal, del destino cantado, de la curva biológica. Un micro que resalta la ternura del niño y la vuelta atrás del hombre viejo que baja la cuesta. Esa inocencia que persiste como un grito que estalla sobre el hombre manchado. Compruebo en la diversidad de este mundo olgosiano original, acogedor y misterioso, cuánta imperfección hay en la especie humana. El reloj interior es la conciencia de ese poder temporal que inexorable provocará un devenir en polvo. No hay esperanzas sobre la constitución de otra máquina mejor porque las ambiciones y debilidades provocarán la propia autoeliminación en el camino del universo. La Máquina anda, autodefine, convoca y transpira.




LILIAN HAYDEE CHERUSE

Profesora en Letras, escritora y gestora cultural. Posgrado Internacional en Cultura y Comunicación (FLACSO). Ex Directora General de la Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario. Participación en programas radiales, televisivos y en forma digital por medio de revistas, entrevistas y Canal TV +, en  eventos literarios como  AEN,  SADE San Pedro-Baradero, otros. Colaboró en Programa “El Concejo + la gente”, CableHogar, Canal 4 de Rosario.  2007 Diploma por labor cultural otorgó Movimiento Cultural Rosarino. 2010  Diploma de Honor por  labor Cultural e Interés Municipal del libro “Lilian Escribe”, otorgó  Concejo Municipal Rosario. 2019 Premio Madre Selva otorgó Medios TV+ como escritora y aporte cultural. 2019 Interés Municipal por “Vueltas Locas”, narrativa y “El cometa tiene un secreto”, infantil. Autora de reseñas y prólogos. Participó en Antologías, entre las que se cuenta Hispanoamericana de Microficción En Pequeño Formato (julio 2021). Ganadora 1 Concurso Infantil “Felices porque sí” con el libro Infantil “El avión Celeste” (julio 2021). Próxima publicación digital en septiembre 2021 de Eos editorial del libro “Bitácora de Cielos (Seis Narradoras del Norte Bonaerense)”.


viernes, 20 de agosto de 2021

Entrevista radiofónica en Sexto Continente ("Devoraluces")

Muchas gracias a Miguel Ángel de Rus por la fresca e interesante entrevista a Ángel Olgoso en su programa Sexto Continente de RNE. En esta última emisión antes de las vacaciones de verano (nº 234, “Tienes que mirar”), en que Ángel habla acerca de su último libro publicado, Devoraluces, comparecen también Luis Alberto de Cuenca y la escritora rusa Ana Anna Starobinets.





"Nos obligan a irnos de vacaciones, así que queremos dejaros un Sexto Continente para paladear durante mucho tiempo; con tintes fantásticos, terribles y a veces oscuros.

Comenzamos con Ángel Olgoso, un clásico del cuento en español, que nos presenta Devoraluces un libro de relatos con el que se despide del género fantástico negro y barroco que ha cultivado durante 40 años. Si en su narrativa domina lo extraño, lo turbador o lo sombrío, ahora el granadino deja entrar rayos de luz que crean contraluces sorprendentes y desasosegantes, incidiendo en la bondad, la pasión amorosa y creativa, los sueños, la esperanza, la capacidad de maravillarse ante la belleza, aunque siempre temiendo que en la próxima línea una palabra cambie el sentido del todo. Y, siempre, un canto a la cultura occidental".

miércoles, 18 de agosto de 2021

"Los palafitos" en el Instituto Cervantes de Tel Aviv

 

    Ha sido un gusto poder participar como invitada del Club de Lectura del Instituto Cervantes de Tel Aviv en el análisis del relato de Ángel Olgoso “Los palafitos”. La moderadora Fanny Díaz, la bibliotecaria Alicia Martínez y una docena de participantes (Saúl, Eli, Sara, Dror, Viri, Iehudith, Gladys, etc.) alternaron vía Zoom sus interesantes comentarios en un ambiente cordial y elogiaron unánimemente el relato. Os dejo aquí algunas de las ideas expresadas:

-La riqueza lingüística y la belleza poética de sus descripciones contribuyen a la inmersión del lector en una esfera de extrañeza, de inquietud, de no saber dónde se está para después sentirse parte de ese mundo, lo que conlleva que el lector tenga una actitud más activa.

-Analogía con el tiempo actual en el que nos están desgarrando las certidumbres como al protagonista del relato. Más que una visión fatalista, se trata de una posibilidad de inaugurar nuevos mundos.

-Hay un espíritu melancólico de fondo junto a una sensación de amenaza que crece poco a poco.

-Parece que ambos, lector y personaje, van sintiendo de forma paralela el asombro.

-El relato despertó interés por conocer las pintorescas flora y fauna que se nombran en la historia.

-Se encontraron ciertos paralelismos con el paraíso (reminiscencias judeocristianas o paganas), aunque la amenaza latente que subyace en el entorno lo convierte en una especie de negativo fotográfico del paraíso.

-Este relato va más allá del género fantástico, es una mezcla de sueño, imaginación, ciencia… Se sitúa en una zona de intersección entre la naturaleza y el hombre.

-Una de las cuestiones muy bien traídas por un miembro del Club fue si, en el desarrollo de la narración, el mundo se ha acabado o acaso no ha comenzado.

-Se elucubró sobre el lugar donde estaría ambientada la acción, a tenor de elementos como el coco, la mandioca, los manglares, los dólmenes, etc, que remitían al Trópico, al Amazonas o al Neolítico. Y se habló de la isla de Chiloé, donde aún perviven los palafitos.

-Se apuntó la desconcertante simetría absoluta entre los dos personajes protagonistas, el arcaico pescador y el moderno botánico, desconocedores ambos del mundo del otro.

-Como invitada, comenté entre otras cosas, que Ángel entregó cinco años a su escritura y pulido; que sus textos intentan causar -en este caso- una extrañeza espaciotemporal; que el perfeccionismo estilístico es una marca de la casa; y que Ángel consigue que el lector acepte con naturalidad la demolición de la historia universal.

-Se calificó el final como un gran interrogante, en el que el protagonista acepta la nueva realidad.

    Gracias por esta oportunidad y por dar valor a la obra de Ángel Olgoso, que tanto lo merece tras cuarenta años de intensa dedicación a la escritura.



martes, 17 de agosto de 2021

martes, 3 de agosto de 2021

"Devoraluces", por José Antonio Santano

La revista digital Todoliteratura.es y el Diario de Almeria reproducen la estupenda reseña que el poeta y crítico José Antonio Santano ha escrito sobre Devoraluces, el último libro de Ángel Olgoso, publicado por la editorial Reino de Cordelia.



DEVORALUCES


José Antonio Santano


Confieso que cada vez que me dispongo a realizar una lectura de un libro, o lo que es lo mismo, abismarme en sus páginas impresas, siento un temblor inexplicable, como si fuera un enamorado que declara su amor por vez primera. Entonces, como el enamorado, miro atentamente, me adentro en el bosque de letras o grafías y me dejo llevar por el aroma de la tinta y el poder de encantamiento de la escritura para conformar mundos y paisajes, personajes de variada índole, sentimientos y afectos. Es este siempre el inicio de un libro un momento especial por cuanto desconoce el lector qué hallará en sus páginas, hacia qué lugares viajará o quienes serán los personajes que guíen sus pasos hasta su conclusión. En realidad todo libro es un viaje, una exploración, un vuelo hacia no se sabe dónde. Por ello que esa incertidumbre primera, en las primeras páginas y el mejor de los casos puede satisfacer las expectativas del lector, o en el peor, que la propuesta carezca de interés y se abandone su lectura. El caso que nos ocupa pertenece al primer enunciado, es decir, que satisface con creces al lector, de tal manera que ya desde sus primeras páginas el lector queda atrapado. Así es el último libro de relatos, “Devoraluces”, de Ángel Olgoso (Granada, 1961), en bella edición de “Reino de Cordelia. Anuncia la faja del volumen: “El esperado regreso de un gran maestro del relato fantástico”, y cierto es que Olgoso representa lo mejor de la producción del relato en España, como se puede comprobar si hemos tenido ocasión de seguir su trayectoria escritural. En este libro, desde el principio, hallamos al trascendente, riguroso y paciente Olgoso desmenuzar las historias, contener gramática y sintaxis hasta crear un universo propio que engrandece su discurso narrativo. Y si bien es cierto todo lo dicho, también añadiría que en este extraordinario libro encontramos al Olgoso lírico, que es capaz de esculpir un bello monumento al lenguaje haciéndose valer tanto de una adecuada sustantivación, como de una lumínica adjetivación, elementos indispensables para ensamblar un relato capaz de conmocionar al lector, como todo buen arte ha de originar. La gran valía de Olgoso consiste en trascender la realidad con su poderosísima imaginación, con su capacidad de fabular construyendo desde un detalle, un objeto o un paisaje una historia sorprendente y enriquecedora por su continuo discurrir por territorios desconocidos, exponiendo situaciones o momentos jamás pensados o imaginados. Esa es la gran virtud de Olgoso, hecho que desde su primer cuento “Las luciérnagas” (“el fuego de la soledad, la amargura y la saña no han conseguido evaporar el remotas noches de verano”), pasando por “Hajdú”, el soñador de sueños; “Fulgor”, el regreso heroico de Ulises en “La Rosa de los Vientos”, los avatares del abuelo marcado con el Azul del número del campo de concentración nazi en “Pelikan”; el reencuentro con los poetas en “Villa Diodati”; la historia del carretero japonés “Okitsu”, “La arena de las historias”, “El calendario quiméri o de lo que podía haber sido”, “Medio real”, “Émula de la llama”, hasta el último “Odres nuevos”, Ángel Olgoso, una vez más, quizá más distanciado de lo fantástico, que no del enorme magisterio de la fabulación, compone historias que dejan perplejo al lector, precisamente por ese aluvión de palabras y palabras, que no cesan de florecer en cada página como verdaderas luciérnagas, como frutos imperecederos de un lenguaje depurado, sutil, sugerente y capaz de emocionarnos hasta extremos impensados. Porque da igual que Olgoso se adentre en el microrrelato, narre hechos extraños y turbadores, como que simplemente escriba de una Villa, para mostrarnos su gran virtud, que como hemos dicho, no es otra que fabular, trascender la realidad para crear otros espacios literarios capaces de conmover al lector. Y esto es lo que ocurre con “Devoraluces”, un título que ya en sí mismo podríamos considerar su credo.

lunes, 2 de agosto de 2021

'Ulises' en el blog La Canción de la Sirena

El relato Ulises, perteneciente a La máquina de languidecer, en el blog La Canción de la Sirena.


ULISES


Yo, el paciente y sagaz Ulises, famoso por su lanza, urdidor de engaños, nunca abandoné Troya. Por nada del mundo hubiese regresado a Ítaca. Mis hombres hicieron causa común y ayudamos a reconstruir las anchas calles y las dobles murallas hasta que aquella ciudad arrasada, nuevamente populosa y próspera, volvió a dominar la entrada del Helesponto. Y en las largas noches imaginábamos viajes en una cóncava nave, hazañas, peligros, naufragios, seres fabulosos, pruebas de lealtad, sangrientas venganzas que la Aurora de rosáceos dedos dispersaba después. Cuando el bardo ciego de Quíos, un tal Homero, cantó aquellas aventuras con el énfasis adecuado, en hexámetros dactílicos, persuadió al mundo de la supuesta veracidad de nuestros cuentos. Su versión, por así decirlo, es hoy sobradamente conocida. Pero las cosas no sucedieron de tal modo. Remiso a volver junto a mi familia, sin nostalgia alguna tras tantos años de asedio, me entregué a las dulzuras de las troyanas de níveos brazos, ustedes entienden, y mi descendencia actual supera a la del rey Príamo. Con seguridad tildarán mi proceder de cobarde, deshonesto e inhumano: no conocen a Penélope.