He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

sábado, 19 de noviembre de 2022

Presentación de "Corteza" en la Biblioteca de Andalucía



Marina trajo la lluvia. Y es que su poesía es un acto de magia necesario, sutil y elegante, de una belleza natural y verdadera, que nos eleva. Comparto algunas fotos y mis palabrillas-sorpresa de homenaje a Marina que me atreví a colar como polizón en el turno de preguntas:

“Marina es un prisma a través del cual se refracta la belleza del mundo.

Con su poesía, a la vez mística y terrenal, Marina remansa el ruido de la vida.

Marina dispara dulcemente desde la página, pero la bala se toma su tiempo para dar en el blanco y lo hace con el esmero de una rítmica caricia.

Marina pinta pequeños frescos poéticos de una serenidad franciscana que son, además, armoniosas declaraciones de amor a lo humilde, al silencio, al lenguaje, a los árboles, al rincón escondido, a la flor en sazón, a la piel del cuerpo en fricción, a los alimentos terrestres, a la sororidad, a la fraternidad humana.

Nadie mira la materia con tanta empatía, generosidad, indulgencia y delicadeza como ella: los poemas de Marina son frascos diáfanos que guardan esencias, delicias y enardecimientos.

Marina sabe que el arte no es más que lo natural perfeccionado y utiliza el poder indestructible de la palabra como sólo un diamante lo hace.

Marina posee lo que Cole Porter había definido acertadamente como 'eso que hace que los pájaros se olviden de cantar'.

Marina, en definitiva, mantiene encendido el fuego sagrado de la poesía.

Por todo ello, y por muchas cosas más, un millón de gracias, Chispitilla”.











sábado, 12 de noviembre de 2022

Reseña de "Bestiario" por José Ignacio García

José Ignacio García publica una estimulante lectura de “Bestiario” en La Nueva Crónica de León.


“Ambos titulares me encajan como anillo al dedo. El primero, porque ambos libros ponen de manifiesto la grandeza de las narraciones más breves, de esos microrrelatos que esconden una historia grande detrás de una cortina escasa de palabras; y el segundo, porque la muerte y las aves (y otros animales reales o legendarios) abundan en este par de pequeñas joyas que han escrito esos dos pájaros de cuidado que son Elías Moro y Ángel Olgoso.

Pero ambos libros reúnen algunas concomitancias, que me han animado a aunarlos en esta crónica; y así, de un plumazo, me quito dos lecturas pendientes de encima, abro un mínimo hueco en mi agenda de libros por reseñar, hago justicia a un par de narradores fantásticos (en el doble sentido del término) y espero despertar en algunos de ustedes el apetito voraz de devorar dos colecciones de microrrelatos tan diferentes como complementarias.

Porque ambas recopilaciones se basan en narraciones mínimas para enamorarnos, deslumbrarnos o desternillarnos de risa con sus argumentos. Ambas están publicadas por el sello leonés Eolas. Ambas muestran la imaginación y la capacidad creativa de sus autores. Ambas usurpan títulos ya usados antes por otros escritores o cineastas. Y ambas, manifiestan, a la manera particular de cada cual, la dimensión literaria de quienes las rubrican.

Es más, si como me ocurre a mí, muchos de ustedes son de leer varios libros a la vez (coincidiendo unas veces los géneros y otras no), les resultará deliciosa la mezcla de los divertidos relatos de Moro y los imaginarios de Olgoso.

En lo que se refiere al granadino Ángel Olgoso (este de pura cepa y raíz nazarí, sin trasplantes geográficos), recientemente galardonado con el Premio Andalucía de la Crítica con su deslumbrante ‘Devoraluces’, del que dimos buena cuenta en este arcón hace unos meses, solo cabe rendirse una vez más a su majestuosidad narrativa, a su magisterio a la hora de crear mundos y personajes que convierten la ficción en una ciencia. En su particular ‘Bestiario’ tienen cabida personas, animales auténticos, especímenes mitológicos, seres que emergen de su ideario particular, y que muchas veces se van transmutando a lo largo de cada «breviario» asilado en estas páginas. Unos «breviarios» donde lo poético y lo metafórico pactan coaliciones con la fantasía para crear unas historias mágicas, en las que aparecen robinsones naturalistas que ponen en peligro de extinción extrañas especies animales, en las que las cucarachas se enfrentan a los insecticidas, los burros se refugian en la pasión y la locura, algunos hermanos humanos anidan en cuerpos caninos, las ratas tienen pretensiones eruditas, los tatuajes se convierten en serpientes, las abejas hacen enloquecer a los leones o la Humanidad es un insecto a punto de perecer, aplastada por un pisotón.

Hay un prólogo esclarecedor e imperdible de Jorge Fernández Bustos, que sitúa con precisión en su lugar al cuento fantástico. Ese cuento fantástico que, a través de la pluma de Olgoso, se convierte en «fantástico zoológico literario», donde caben todo tipo de animales que son capaces de agotar las posibilidades narrativas.

Si Olgoso es siempre un orfebre del lenguaje, puede que en este libro bestial dé su mejor muestra en el relato La ilusión del horizonte, donde las frases y las descripciones minúsculas y precisas alcanzan un grado superlativo y demuestran la grandeza de un narrador que, sin embargo, tiene la humildad de pedir permiso para yacer con los adverbios acabados en mente.

Puede ser que lo que les estoy contando a algunos les resulte, por ejemplo, kafkiano. Están en su derecho. Pero, en mi humilde opinión, los horizontes creativos de Olgoso van mucho más allá de Gregor Samsa, quizás expandidos por los aires de Sierra Nevada.

Asegura Ángel Olgoso, en un coloquio entre dinosaurios, previo a su aniquilamiento, que «cuando una civilización acaba por hacer literatura sobre la literatura de la literatura, llega al límite y sus días están contados». Pero ya les aseguro yo que este par de pájaros, Moro y Olgoso, y a pesar de las pretensiones de mi título alternativo, son difíciles de matar; que les queda cuento, por enormemente breve que sea, para rato. 

Ojalá que ningún pie exterminador (vírico o nuclear) nos aplaste y podamos seguir disfrutándolos. Y que sea por muchos años”.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Minicuentos y fulgores. Homenaje a Luis Mateo Díez y José María Merino

Un placer estar en tan buena compañía y con tan buen propósito: rendir homenaje a dos maestros de la fabulación, José María Merino y Luis Mateo Díez. 65 voces de la literatura contemporánea de Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, México, Perú y Venezuela componemos esta antología de relatos en su mayoría inéditos, este tributo colectivo trufado de registros (lo fantástico, lo mágico, lo maravilloso, lo mítico, lo extraño, lo inquietante, lo prospectivo, lo surrealista, lo grotesco, lo onírico y lo absurdo). Publicado por Eolas, Minicuentos y fulgores es ya todo un hito en la imprescindible colección Las puertas de lo posible, dirigida con eficacia y distinción exquisitas por Natalia Álvarez Méndez. Participo con un texto inédito, Vino de viña submarina.