He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

sábado, 12 de noviembre de 2022

Reseña de "Bestiario" por José Ignacio García

José Ignacio García publica una estimulante lectura de “Bestiario” en La Nueva Crónica de León.


“Ambos titulares me encajan como anillo al dedo. El primero, porque ambos libros ponen de manifiesto la grandeza de las narraciones más breves, de esos microrrelatos que esconden una historia grande detrás de una cortina escasa de palabras; y el segundo, porque la muerte y las aves (y otros animales reales o legendarios) abundan en este par de pequeñas joyas que han escrito esos dos pájaros de cuidado que son Elías Moro y Ángel Olgoso.

Pero ambos libros reúnen algunas concomitancias, que me han animado a aunarlos en esta crónica; y así, de un plumazo, me quito dos lecturas pendientes de encima, abro un mínimo hueco en mi agenda de libros por reseñar, hago justicia a un par de narradores fantásticos (en el doble sentido del término) y espero despertar en algunos de ustedes el apetito voraz de devorar dos colecciones de microrrelatos tan diferentes como complementarias.

Porque ambas recopilaciones se basan en narraciones mínimas para enamorarnos, deslumbrarnos o desternillarnos de risa con sus argumentos. Ambas están publicadas por el sello leonés Eolas. Ambas muestran la imaginación y la capacidad creativa de sus autores. Ambas usurpan títulos ya usados antes por otros escritores o cineastas. Y ambas, manifiestan, a la manera particular de cada cual, la dimensión literaria de quienes las rubrican.

Es más, si como me ocurre a mí, muchos de ustedes son de leer varios libros a la vez (coincidiendo unas veces los géneros y otras no), les resultará deliciosa la mezcla de los divertidos relatos de Moro y los imaginarios de Olgoso.

En lo que se refiere al granadino Ángel Olgoso (este de pura cepa y raíz nazarí, sin trasplantes geográficos), recientemente galardonado con el Premio Andalucía de la Crítica con su deslumbrante ‘Devoraluces’, del que dimos buena cuenta en este arcón hace unos meses, solo cabe rendirse una vez más a su majestuosidad narrativa, a su magisterio a la hora de crear mundos y personajes que convierten la ficción en una ciencia. En su particular ‘Bestiario’ tienen cabida personas, animales auténticos, especímenes mitológicos, seres que emergen de su ideario particular, y que muchas veces se van transmutando a lo largo de cada «breviario» asilado en estas páginas. Unos «breviarios» donde lo poético y lo metafórico pactan coaliciones con la fantasía para crear unas historias mágicas, en las que aparecen robinsones naturalistas que ponen en peligro de extinción extrañas especies animales, en las que las cucarachas se enfrentan a los insecticidas, los burros se refugian en la pasión y la locura, algunos hermanos humanos anidan en cuerpos caninos, las ratas tienen pretensiones eruditas, los tatuajes se convierten en serpientes, las abejas hacen enloquecer a los leones o la Humanidad es un insecto a punto de perecer, aplastada por un pisotón.

Hay un prólogo esclarecedor e imperdible de Jorge Fernández Bustos, que sitúa con precisión en su lugar al cuento fantástico. Ese cuento fantástico que, a través de la pluma de Olgoso, se convierte en «fantástico zoológico literario», donde caben todo tipo de animales que son capaces de agotar las posibilidades narrativas.

Si Olgoso es siempre un orfebre del lenguaje, puede que en este libro bestial dé su mejor muestra en el relato La ilusión del horizonte, donde las frases y las descripciones minúsculas y precisas alcanzan un grado superlativo y demuestran la grandeza de un narrador que, sin embargo, tiene la humildad de pedir permiso para yacer con los adverbios acabados en mente.

Puede ser que lo que les estoy contando a algunos les resulte, por ejemplo, kafkiano. Están en su derecho. Pero, en mi humilde opinión, los horizontes creativos de Olgoso van mucho más allá de Gregor Samsa, quizás expandidos por los aires de Sierra Nevada.

Asegura Ángel Olgoso, en un coloquio entre dinosaurios, previo a su aniquilamiento, que «cuando una civilización acaba por hacer literatura sobre la literatura de la literatura, llega al límite y sus días están contados». Pero ya les aseguro yo que este par de pájaros, Moro y Olgoso, y a pesar de las pretensiones de mi título alternativo, son difíciles de matar; que les queda cuento, por enormemente breve que sea, para rato. 

Ojalá que ningún pie exterminador (vírico o nuclear) nos aplaste y podamos seguir disfrutándolos. Y que sea por muchos años”.

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