Ángel Olgoso

He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

jueves, 13 de noviembre de 2025

Reseña de "Madera de deriva" por Diego Prado en Librújula

Muy agradecido a Diego Prado por su reseña de “Madera de deriva” (Libros del Innombrable) en el último número de la revista Librújula:



<<Si el autor granadino Ángel Olgoso ha lucido el blasón de lo fantástico en lo mejor de su extensa producción cuentística, es cierto que en este libro misceláneo se despega un poco de ello. Pero no del todo, claro, porque lo insólito, lo sobrenatural y lo extraño conviven con nosotros y Olgoso, como buen rastreador, no puede sustraerse a ello.

‘Madera de deriva’ es un libro para leer lentamente, sin prisas, un libro compuesto de reflexiones sobre el arte de narrar, breves artículos, fragmentos de un diario de viaje, semblanzas y recuerdos literarios, notas para relatos que nunca fueron escritos, cuentos dispersos, etc. Diríase, en fin, que está compuesto de hojas volanderas que, afortunadamente, han encontrado cobijo en este tomo. Cada una de estas piezas, no obstante, comparte unos rasgos comunes: están escritas con un lenguaje primoroso, con un magnífico uso del castellano, y acarrean en ello el bagaje de una fina ironía, la fértil inventiva del cuentista y el lirismo verbal del que sabe mirar a su alrededor con los ojos de un cazador de prodigios. Un pedazo, pues, del amplio universo Olgoso>>.



jueves, 6 de noviembre de 2025

Reseña de "Madera de deriva" por Emma Prieto Rubio

Muy agradecido a Emma Prieto Rubio por sus palabras sobre “Madera de deriva” (Libros del Innombrable) en las lecturas de octubre del blog Irredimibles:

<<Qué mejor para hablar de Madera de deriva que tomar las palabras en la contraportada del maestro del cuento, Eloy Tizón: "Olgoso nos regala un modelo de cuentos desabrochado y libre en el que no escatima los juegos con la historia y la ciencia, la cita culta y oportuna ni la imaginación metaliteraria". Es este un libro de cuentos fronterizo, híbrido, asombrosamente divagante -como esas cajas de Joseph Cornell que contienen diferentes universos dentro-, lejos de los argumentos convencionales, lejos incluso del argumento- al límite entre realidad y fantasía, repleto de cultura. Ángel Olgoso, a través de un lenguaje muy cuidado y preciso, que no deja ni por un instante de brillar, desata en el lector una cascada de sensaciones invitándole no sólo a participar en su universo sino a que sea capaz de construir el suyo propio>>.


lunes, 27 de octubre de 2025

III Festival Internacional de Ficción Insólita "Quimeras"

Todo un placer literario, amistoso y nada quimérico estos días en el ‘insólito’ Festival Quimeras de León, en compañía de mi 'hermano' mexicano Alberto Chimal, de mi 'hermano' gaditano Félix Palma y de otras también impagables integrantes de la hermandad de la literatura de imaginación, Elia Barceló, Raquel Castro, Susana Barragués y Arantxa Rochet. Mil gracias a Natalia Álvarez Méndez, a Ana Abello Verano y a Paula Fernández Chamorro por su generosidad, impecable labor organizativa y entrañable conversatorio, así como al fiel y receptivo público y a Marina por las fotos. Una experiencia inolvidable en el Palacio del Conde Luna y hermosos aledaños leoneses. En Youtube se encuentran enlaces a todos los actos de este III Festival Internacional de Ficción Insólita. Os dejo con imágenes de algunos de ellos, con los videos de las dos intervenciones de un servidor:

COLOQUIO CON ÁNGEL OLGOSO "Un mundo de relatos".

Lectura de microrrelatos. VELADA FANTÁSTICA CON ALBERTO CHIMAL, ÁNGEL OLGOSO Y SUSANA BARRAGUÉS SAINZ 

Y con distintos enlaces de prensa:

https://www.heraldodeleon.es/articulo/cultura/festival-quimeras-despliega-fin-semana-literatura-fantastica-palacio-conde-luna/20251024095118054293.html




https://www.diariodeleon.es/cultura/251025/2063956/quimeras-inspira-leon-mejor-ficcion-insolita.html


https://www.lanuevacronica.com/lnc-culturas/alberto-chimal-vivimos-en-mundo-hace-diez-anos-se-habria-considerado-ciencia-ficcion_184747_102.html










https://www.diariodeleon.es/cultura/251017/2063094/quimeras-toman-leon.html

https://ileon.eldiario.es/cultura/vuelve-leon-festival-internacional-ficcion-insolita-encuentros-literarios-fantastico-mitico_1_12691451.html

Reseña de "Madera de deriva" por Francisco Morales Lomas en Cuadernos del Sur


Francisco Morales Lomas publica este completísimo y generoso acercamiento a "Madera de deriva" (Libros del Innombrable) en el suplemento Cuadernos del Sur del Diario de Córdoba:


<<NUEVO CICLO NARRATIVO.

El granadino Ángel Olgoso se halla entre los ilustres que han obtenido en dos ocasiones el Premio Andalucía de la Crítica, en su caso en la modalidad de relatos, además de más de treinta premios como el Internacional Julio Córtázar, el Clarín, el NH, Caja de España… Es uno de los escritores andaluces con mayor proyección nacional, habiendo sido antologado en más de setenta antologías del género. Su obra es amplia desde que en 1991 publicara ‘Los días subterráneos’. En 2022 comenzó la publicación de sus cuentos completos (700) en seis volúmenes temáticos, por parte de la editorial Eolas en su colección ‘Las Puertas de lo Posible’. Además es fundador y rector del Institutum Pataphysicum Granatensis, miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada y de la Amateur Mendicant Society de estudios holmesianos con textos traducidos al francés, inglés, alemán, italiano… Con ‘Madera de deriva’, se inicia una nueva etapa en la que los elementos autobiográficos poseen un espacio e identidad propia tanto como la reflexión metaliteraria. Se trata de un escritor con oficio bien aprendido. Con apenas unos trazos puede construir una historia atractiva, solvente y singular para el lector. Obras con la sabiduría del equilibrio (ese difícil arte del relato para que no sobre ni falte nada) en la creación de mundos precisos y en la resolución fáctica (qué complicado resolver el final de un cuento) de esos inestables armónicos narrativos, con un lenguaje cuidado, certero, eficaz e imprescindible. Son breves argumentos que proyectan la búsqueda de la identidad perdida, la injusticia del ser humano, su afán de venganza o de equidad, la justificación de los actos, la reacción extraña ante lo insólito del mundo, la superación de la realidad del misterio, la sensación de amenaza permanente que soporta el ser humano, el despliegue de las obsesiones, lo sobrenatural humano, la amistad o la repulsión…

‘Madera de deriva’ es una obra enormemente rica, heterodoxa, plural… Por momentos pueden parecer reflexiones de tipo ensayístico; en otros una evidente crítica social (que no se ha prodigado en su obra) o la más íntima presencia de su mundo siempre fantasioso, lejano de la realidad aunque esta se encuentre presente a su modo con un cierto costumbrismo, como en el relato «Chile en el corazón», donde cuenta su viaje a ese país con Marina. Historias que siempre mueven a la expectación y al encuentro con un lenguaje cuidado, esmerado y sutil, muy preciso, y un recorrido por sus grandes autores que aquí están presentes: Borges, Bioy Casares, Cela, Cortázar o José María Merino, su gran amigo. Su obra se mueve a caballo entre los axiomas y la enciclopedia, entre las abigarradas lecturas y la presencia de un modo personal, original y muy olgosiano, que puede ser una reflexión ecológica, sobre la lectura o sobre la poesía… y no menor por momentos es su concepción culturalista y diletante del texto literario. Con una enorme inventiva y singular capacidad para fantasear por los vericuetos del ser humano, su mundo y su existencia. En el prólogo de Óscar Esquivias nos habla de un libro «variopinto, raro, sabio, misterioso, lleno de fervor por la literatura, en el que relata historias reales que parecen fábulas y cuenticillos con aspecto de noticias o crónicas». Esta versatilidad y variedad tanto temática como formal es un elemento fundamental en esta nueva etapa tanto como ese amor por la vida y la literatura con la que tiene mucho que ver su compañera de viaje, la poeta chilena Marina Tapia. Todo ello hacen de ‘Madera de deriva’ un libro de gran calidad literaria y de gran personalidad en donde se muestra de nuevo la facilidad de creación, el amor a la palabra y al rescate de lo vivido, donde temáticas sociales o ecológicas se abren paso, así como las reflexiones metaliterarias o cuasi biográficas a las que hasta ahora había sido bastante remiso.

Es un escritor para el que la facilidad del verbo le permite adentrarse en aventuras culturalistas, en cuadros, glosarios, pero también construcciones memoriales como el citado texto «Chile en el corazón», el relato más extenso. Hay mucho de idealismo creador y también de análisis crítico cuando habla de algunos escritores como la pocilga, «cochiquera gremial» para referirse aquellos que no transigen con la dificultad creadora y apuestan por la simplificación. La variada presencia de significantes dotan a esta obra riqueza y le dan un carácter definitivo, con la construcción de historias realistas, axiomáticas, críticas o surreales como la del predicador en la Antártida. Su pasado, sus sueños, sus derrotas, junto con una mirada siempre presta al asombro nos permiten hablar de un autor esencial, con un discurso ético profundo que defiende la fraternidad y un mundo decente. Un escritor en el que su rica fantasía le permite adentrarse por cualquier temática con una guía siempre presente: «Escribir es una inmolación consciente y razonada que el verdadero escritor hace de su tiempo».

(Francisco Morales Lomas)

domingo, 19 de octubre de 2025

Presentación de "Madera de deriva" en la librería Picasso

Gracias a los numerosos amigos que nos acompañaron en la presentación granadina de “Madera de deriva” (Libros del Innombrable) en la cálida ribera de la librería Picasso. Mil gracias a Jesús Ortega por su impresionante y contextualizadora introducción a estos ‘juegos de la edad tardía’, por su sagaz enfoque de esta literatura a contracorriente. Y gracias cómo no a Marina, Jesús, Dani y Chema por el abundante aparato gráfico. Os dejo con mi texto y una breve selección de imágenes:







PRESENTACIÓN DE MADERA DE DERIVA

    Este libro fue escrito en la cárcel, o al menos durante un encierro forzoso, el mismo que sufrió toda la humanidad en aquellos extraños meses de 2020. Pero incluso de una pandemia letal pueden extraerse -si se es afortunado- vivencias inefables y deliciosas; para empezar, la de tener la suerte de estar encerrado durante noventa días con una criatura milagrosa como Marina Tapia, poeta y artista de nacimiento, que no sólo hacía de contrapeso de una realidad horrorífica, que no sólo era capaz de disolverla con su ternura, sino que lograba acondicionar una atmósfera y un espacio creativos, un terreno fértil donde seguía floreciendo la vida. Marina, las casi mil páginas de los Cuadernos de Cioran y la redacción de este libro, Madera de deriva, fueron el trípode de aquel insólito tiempo de reclusión, de aquella moderna danza macabra.
    Durante cuarenta años mis relatos, más que raíces -que también- tenían alas, pues eran esencialmente obras de imaginación. Pero llegó un momento en que me volví perezoso ante la dura labor de convertir un fulgor que cruza por tu cabeza en una ficción perfectamente amueblada, en que me apetecía acercarme a la imaginación desde otros ángulos, en que quería evolucionar, probar otros modelos distintos a la narración tradicional, otros puntos de partida que conectaran con insospechados senderos, sacrificar la anécdota a las múltiples aristas de un prisma literario. Deseaba recrear la vida física y mental combinando géneros, usando todos los mimbres y formatos posibles, exponer las ideas con menos trabas; y seguir haciéndolo con la exigencia estética de siempre, con un amor incondicional por el lenguaje y su armónico rumor. Llegó un momento, como digo, en que ansiaba quitarme por fin el corsé, sentirme más libre, borrar contornos, amalgamar elementos que normalmente no deberían estar juntos, abrirme a una hibridación que me iba pareciendo cada vez más sugestiva, explorar esa tensión entre el yo y el mundo exterior, componer volúmenes de difícil clasificación; formar parte, en definitiva, de los que Manuel Rivas llama “contrabandistas de géneros”.
    De hecho, esporádicamente, ya había intentado ensanchar los límites narrativos, ya había sentido la necesidad de contar de manera diferente, ya había experimentado nuevos registros en mis relatos a lo largo de cuatro décadas. Y Devoraluces, mi literalmente último libro de relatos, es la bisagra que separa los setecientos relatos de la primera época de esta segunda, más heterogénea, fragmentaria y malabarista, donde se apuesta de manera aún más acendrada por el juego, por el cambio de tono o de estrategia. Además, y a propósito de la barbaridad de aquellos centenares de relatos escritos, y para responder a los que suelen preguntarme incrédulos por qué he dejado de escribirlos, recuerdo el chiste que contó Billy Wilder cuando al final de su vida le entregaron un premio honorífico, justificándose por no rodar más películas: <<Un anciano va a ver al médico y éste le pregunta ‘qué le pasa’. El hombre dice ‘no puedo orinar’. El médico le pregunta ‘cuántos años tiene’. ‘Noventa’, responde el hombre. Y el médico le dice ‘ya ha orinado bastante’>>.
    Quizá lo que ocurre realmente es que, con la edad, tal vez se va perdiendo el sentimiento de asombro y curiosidad y, por tanto, el vigor del misterio fundante, el poder de la narración, pero en Madera de deriva aún quedan abundantes ascuas de ambos, en forma de perplejidad intelectual, social o literaria, de teorías extravagantes, de apostillas audaces, de puntos de vista que conectan insospechadas avenidas nuevas. Un relato es como una gota de rocío que puede reflejar todo el paisaje; pero, sin duda, un texto sin género se aviene mejor a una época de incertidumbre como la nuestra, donde parece que la múltiple y dispersa realidad es fantástica y la ficción real.
    Lo cierto es que estamos en un mundo muy heterodoxo donde los géneros -literarios e incluso sexuales- son más mestizos, donde hay una fatiga de las formas literarias y la novela empieza a ser un género del siglo pasado, donde hay un magnetismo hacia lo fragmentario y lo disperso, donde hay también un hambre de realidad con la que los lectores buscan quizá saldar la complejidad de los interrogantes y dilemas que suscita el mundo actual, o simplemente verse reconocidos. Lo cierto es que estamos en plena crisis de la imaginación como recurso creativo, en pleno debate sobre la ficción como frontera narrativa entre géneros, donde la ficción convencional es una literatura sin ventanas, más asfixiante, conformista y acartonada, donde escribir con dedicación y esmero se está volviendo revolucionario. Lo cierto es que, para nuestra sensibilidad de hoy, donde la atención se fragmenta constantemente, ya no parece que haya demarcaciones entre lo que uno vive y lo que uno lee, escucha, contempla o piensa.
    Pero nada de esto (que la supervivencia de la literatura como arte pase por la hibridación de géneros) es nuevo. Ya en 1929, Ramón Gómez de la Serna hablaba de la “condición destramada y destrizada de la novela actual”. Georges Perec, por su parte, sostenía en los años sesenta que la literatura se encaminaba hacia un arte de las citas (muy presentes, por cierto, en Madera de deriva). La escritora, periodista, guionista y directora Nora Ephron no lograba “entender que alguien pueda escribir ficción cuando lo que ocurre en la vida real es tan asombroso”. Más recientemente, Juan Bonilla ha reconocido creer cada vez menos en los géneros, y no hace distingos: “Me gustan las novelas inyectadas de poesía, los poemas que cuentan historias, los ensayos que se atreven a hacer narración”.
    Madera de deriva sucede en una zona de frontera entre lo real y lo imaginario, pero también entre el cuento, el ensayo y otros géneros (epistolar, cinematográfico, filosófico, periodístico, etc.). Prosas apátridas en el sentido que le dio Ribeyro: la unidad no está en la propia naturaleza de los textos sino en la voz del autor y en los temas en torno al cual merodea, uniéndolos como en una sutil tela de araña conceptual. Es una obra miscelánea donde conviven la crónica de viajes, el ensayo literario, el apunte memorialista, la erudición, la extravagancia, cuadros que están vivos, escenas del pasado como insectos en ámbar, un solitario que crea de la nada una nueva civilización, un predicador en el Ártico que intenta inculcar a su comunidad el gusto por la vida, una gavilla de especulaciones sociales, de entradas de diccionario, de epitafios, de viñetas, de semblanzas, de elementos marginales de la cultura. Es un libro donde hay un yo de vibración discreta, una experiencia de pensamiento, una pulsión poética; un tono ni alto ni bajo sino sereno; un volumen para leer poco a poco, desentendiéndose del camino, parándose de vez en cuando a coger alguna flor extraña, a meditar sobre un proyecto inacabado, a oler el aroma acre de remotos incendios, a escuchar a lo lejos el rugido de alguna fiera. Obviamente, entre estas coordenadas informales, se va levantando una especie de autorretrato indirecto y con marcado acento literario. No porque los textos de Madera de deriva sean objetos provistos de formas y texturas distintas significa que no tengan un núcleo común, lo tiene: el lenguaje intentando apresar la magia de los libros, el placer de los pensamientos y el misterio de la existencia. He de aclarar que estos escritos no son material de derribo, ni tampoco restos de naufragio a pesar del título, sino piezas forjadas con toda premeditación, con la intención de elucubrar libremente y hasta sus últimas consecuencias.
    Porque la literatura es fondo y forma, pero sin forma no hay fondo. No siempre hay que escribir obras de género o de mero entretenimiento. Aunque la ficción continúe siendo el género más poderoso (también en oportunidades y ventas) y la novela su ariete más musculado, la hibridación y la no ficción se van convirtiendo en formas de arte en sí mismas, en campos en que los que encontrar noticias del mundo o descubrir nuevas fórmulas para verlo, como un bonus para el lector inquieto, como acicates para seguir mostrando curiosidad y mantener las mentes abiertas, para poder apreciar la complejidad de lo real.
    Bernardo Atxaga afirma que todas las cosas raras están en el corral. Madera de deriva es, creo, si no un corral sí una despensa atractiva y prometedora para los que gustan de la literatura que sabe a literatura; es una apuesta por la cultura, por cualidades adormecidas en nuestro presente como la lentitud, el recogimiento, la reflexión arriesgada, la sutileza, el amor por las pavesas del pasado y su persistencia y, sobre todo, la fascinación por las palabras. Espero que os guste un poquito este primer fruto de una nueva época creativa con menos ataduras, este golpe de timón literario, este diorama de prosas ensayísticas y apuntes algo más vivenciales, en los que el yo actúa como modesta caja de resonancia. Creo que cada cual encontrará aquí sus textos preferidos según gustos y afinidades: a algunos lectores les está pareciendo un collage, un zoco oriental, un estriptis personal, a otros una destilación la la literatura, una serie de desafíos, y a otros un jardín de flores curiosas o una silva de varia lección. Como dijo Blaise Cendrars, “la escritura es un incendio que abarca una gran revuelta de ideas y hace arder asociaciones de imágenes antes de reducirlas a brasas crepitantes y a cenizas”.