Muy agradecido a Carmen y Dori Hernándéz Montalbán (de la Asociación La Oruga Azul) por haberme permitido trasladar "El manglar de los sueños" (introducción teórica y lectura de una serie de relatos oníricos) a la Fundación Pintor Julio Visconti, en Guadix, dentro de los actos del II Octubre Poético Accitano. Ha sido un placer acompañar a las extraordinarias creadoras que forman parte del libro y de la exposición “Oníricas” (Josefina Martos Peregrin, Pura Fernández Segura, Alicia Expósito, Carmen y Dori Hernández Montalbán, ya que Marina Tapia seguía en Portugal), departir de nuevo con Juan Manuel y Miguel Ángel y conocer en persona a Custodio Tejada.
Ángel Olgoso
He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)
lunes, 30 de octubre de 2023
martes, 3 de octubre de 2023
Reseña de "Nubes de piedra" por Lilian Cheruse
“Aún movilizada por la emoción de la lectura de ‘Nubes de piedra’ (el primer libro escrito por Ángel Olgoso, oportuna y felizmente recuperado por Fagus Editorial), un nido de su juventud rubia y talentosa, he visto en él ya encarnada su creatividad y su capacidad narrativa, algunos temas tal cual los ha desarrollado en sus libros posteriores. Uno podría presagiar que iba a encontrarse con la simiente, con el germen de quien se convertiría con los años en la mano maestra que es pero, en este caso, me he deslumbrado con un escritor crecido aun recién nacido. Un autor que ha leído en días de más de veinticuatro horas y que ha macerado los conocimientos con inteligencia y con criterio, los que su potente memoria ha mantenido en uso creativo permanente. La lectura de grandes escritores, y de la Patafisica, rondan esta prosa que relata cómodamente, que describe escenografías y aventuras extrañas, algunas horrorosas o repugnantes, otras sedosas, de mágico lirismo, sensual o erótico. Algunas con estilo romántico o aventurero, y también como una brisa oriental. Pasamos de una escena a otra transformando la vicisitud o mutando el personaje, jugando como cómplice del lector y sorprendiéndolo con el final inesperado, con la ironía, con el sarcasmo. Ángel señala el poder de la fantasía y de la destreza narrativa, testifica además la sinrazón de la violencia y la crueldad, de la injusticia, del espíritu cruento del ser humano disfrazado con el traje de la civilización. Celebro los títulos no convencionales de estos relatos, los personajes con nombres posibles o insólitos, los capítulos marcados por la acción, por la irreverencia, por lo absurdo de lo cotidiano, por las descripciones que enfocan a lo inusual e inesperado. Le hago una reverencia por esa leyenda que ha creado, ‘El encantamiento de la argolla de oro’: Ángel me ha encantado con su exquisita palabra, con su mirada a la mujer y con ese equilibrio de los elementos que se refleja en su narrativa. Este relato bien podría encajar en ‘Las frutas de la luna’. Destaco la historia y la estética sensual y fresca de ‘Primula Veris’, que bien podría formar parte de alguno de sus libros posteriores; al igual el cuento que cierra el libro, ‘El otro diluvio’, donde ya aparece una de sus célebres enumeraciones, que desarrollará ampliamente como aporte estético olgosiano en sus volúmenes siguientes. La estructura de este cuento breve hace gala de una increíble descripción visual y auditiva de esa masa líquida creciente. El texto presagia con su sorprendente final lo que puede venir en dácadas si el ‘homo sapiens no sacude su modorra del poder’”.
lunes, 18 de septiembre de 2023
Reseña de "Nubes de piedra" por Diego Prado
Breve semblanza a cargo de Diego Prado en la revista Librújula a raíz de la publicación de “Nubes de piedra” (Fagus Editorial).
“No descubro nada si digo que Ángel Olgoso (Granada, 1961) es, junto a Hipólito G. Navarro (nacido el mismo año), uno de los más importantes e insobornables cultivadores del cuento en su vertiente más ampliamente fantástica. Los días subterráneos, su primer libro publicado, data de 1991, un momento de eclosión del cuento español no realista tras décadas de arrastrar el yugo del realismo social, y que ya había ido asomando la década anterior en autores como Merino o Fernández Cubas. Fiel desde sus primeros relatos a una poética donde lo insólito, lo anómalo, lo inquietante y lo fabuloso constituyen el eje de su obra, Olgoso asume y asimila muy pronto la voz de los maestros (claramente Cunqueiro, Calvino, Perucho, algo de Cortázar, de Borges, de Quiroga, del surrealismo y la patafísica). Nubes de piedra, cuya primera versión se editó en Granada en 1999, reúne cuentos escritos entre los 17 y los 22 años de su autor, una arqueología literaria que no solo demuestra una inventiva y madurez estilística sorprendentemente precoz, sino que asentó los cimientos sobre los que ha ido alzando un castillo de fantasías, terrores y prodigios que alcanza ya la altura de una veintena de libros. Olgoso es un maestro en lo suyo y este libro, bellamente ilustrado por Marina Tapia, resulta el mejor portón para adentrarse en su peculiar mundo!”.
(Diego Prado)
lunes, 4 de septiembre de 2023
Reseña de "Nubes de piedra" por Luis Cerón
Agradecido a Luis Cerón por su estupenda reseña de “Nubes de piedra”, aparecida en Todoliteratura.es.
FULGENTES DESTELLOS DE HACES
(Luis Cerón Marín)
La creación literaria no es otra cosa que la caracterización de una prolongación de la vida. Y si para este cometido nos centramos en la ficción como artífice constructivo, ésta nos permite disponer de un sinfín de matices, texturas y variaciones de lo más nutrido para escribir una obra, ya sea un relato, una novela, un poemario o una obra de teatro. El género es lo de menos. Lo realmente importante es la eclosión de la ficción como componente literario. De ahí en adelante podremos modelar nuestro texto a nuestro albedrío, dejando aparte -por ahora- las correcciones morfológicas, sintácticas y semánticas. Todo eso es secundario. Lo que pretendo destacar en este momento es el estilo.
"Nubes de piedra" (2023) es el título del nuevo libro de relatos de Ángel Olgoso, que la editorial Fagus ha tenido a bien publicar. “Nuevo” en alusión a su reciente aparición, ya que éste recoge treinta y cinco relatos correspondientes a la incipiente obra literaria del autor, fechados entre finales de los años setenta y principios de los ochenta. En ellos se plasman las inquietudes literarias de Olgoso junto a su afán prolífico de pergeñar historias con un sello singular tan propio como inalienable. Sus relatos dan fe de una orbe que solo los grandes autores literarios han conseguido -y aún consiguen- gestar, macerar y transmitir sin tacha. Pues bien, el autor que nos ocupa es uno de ellos. Se trata de un escritor que, aun visto lo visto, todavía podría ansiar más en torno a su cénit literario. Si se lee cualquiera de sus libros anteriores, comprobaremos el porqué de su reconocimiento literario a nivel nacional -e incluso más allá- en lo que a relato breve se refiere. Y si comprobamos el contenido de Nubes de piedra, quedaremos atónitos ante el nivel alcanzado en sus primeros escritos, los cuales se abordaron junto a un tenue proceso de creación poética.
Estos relatos corresponden a su incipiencia más curiosa, la adolescente, esa que es consecuencia de la curiosidad más boyante y de las lecturas más gozosas. Fruto de esa plenitud son estos escritos, cuya inspiración principal no es otra que la gran imaginación de la que hace gala el autor que nos ocupa. Ésta resulta fundamental para crear todo tipo de personajes, para enhebrar tramas y para crear atmósferas inimaginables a simple vista; la imaginación nos permite vivir más de una vida y, además, nos facilita la tarea a la hora de sintetizar una historia en muy pocas líneas. Podría poner varios ejemplos de ello… Entretanto, vaya por delante este fragmento de ‘La extraña caja de lápices del señor Wots’: “Mi nombre no importa… Confieso que al escribir este relato abrigo aún la esperanza de ser creído […]” Pues bien, en este trozo de cierto corte autobiográfico, Olgoso logra aunar todos estos elementos para crear un universo mágico en el que no hay lugar para la percepción ambivalente. Su cosmogonía está creada a conciencia, por y para hacer justicia a un solo instante vital, para tornarlo literario. Nada queda al azar: “Alfa y omega. Íncubo y súcubo. Tus dolores son una cancerosa catedral varada en el fango de la eternidad” (‘Tierra de cáscaras y demonios’). En esta ocasión se nos muestra, pues, una impronta arcana envuelta en una entelequia barroquizante. Sin embargo, cuando creemos hallar un mísero segundo de paz ante tanta ebullición lingüística, nuestro autor nos sacude con diversos ejemplos de una importante vis cómica: “-Debo suplicarle al señor que cuide sus juanetes -me aconsejó Agostiño… Naturalmente, me importaban un pimiento…” (‘Pulstar’). Así, a vuela pluma, puede inducirnos a la risa, a la reflexión o a ambas cosas; pero no hay duda de que nos mantiene despiertos ante la magnífica fruición con la que emplea el lenguaje, redondeando la trama que está componiendo y revitalizando la caracterización de los personajes y la descripción de los ambientes. Con todo, Olgoso conjuga realmente bien el maridaje de todos estos elementos, el cual está imbuido de matices oníricos que enriquecen las secuencias aparecidas en cada relato. Y si este autor granadino se caracteriza por dominar el relato breve, tanto mejor, ya que este género se presta al empleo de estos útiles tan plásticamente narrativos.
El libro está escrito en varias partes. Algunos relatos son muy pequeños; otros son más grandes, y otros son una apuesta literaria algo más ambiciosa, en la que se entremezclan una serie de tonos con una particularidad muy novedosa. En esta última mención, sirva citar el título de varios relatos, tales como “China”, en el que una pareja de novios visita China tanto desde un punto de vista turístico como desde un caleidoscopio soñador, acompañados de la ideal ‘familia Ping’ y aderezadas sus peripecias con varias ofrendas literarias de exótico y erótico bagaje, así como de una helénica mención de lo más épico, entre tantos otros ingredientes sugestivos; o “El Club de los Novecientos Flautistas”, cuya estructura está dividida en catorce capítulos, de cierto corte didáctico y moralizante (sic), a cual más embriagador e hilarante. En este pequeño intento de novela breve, una tríada de personajes de lo más patafísico y, por ende, borisvianés, protagonizan una serie de aventuras destinada a ensalzar el valor del absurdo. Ariel, Passalacqua y el Varón se encargarán de preconizar “la desproporción entre las medidas del cuerpo y de la inteligencia”, como agentes pertenecientes a tan selecto club que son. He aquí un fragmento del penúltimo capítulo, de proverbial traza: “Las facciones del doctor [Spitzer, malvado aprendiz de matasanos] adquirieron un excepcional color amatista luminoso, obligando al tierno cerebro que cobijaban a saltar limpiamente hacia arriba…”. Este es, pues, otro ejemplo de la irreverente tentación irónica que Olgoso nos ofrece sin ambages.
Pero eso no es todo. La poeta y artista multifacética Marina Tapia ha contribuido en la germinación de esta fascinante criatura literaria, cuya exquisita factura estaba inmersa en ingentes y profundas lecturas -José Luis Gärtner, escritor y dramaturgo, autor del prólogo también lo atestigua-, así como en un tardío acné irreverente, a través de unas ilustraciones perfectamente retrotraídas a la intención inicial. Es decir, que la autora los ha confeccionado a posteriori, ofreciéndonos así una relectura inédita de estas pétreas nubes tan singulares. Es más, sirven de colofón a varios de los relatos más insolentes y deslumbrantes. Aunque todo el libro denota unos fulgentes destellos de haces sabiamente coronados.
domingo, 6 de agosto de 2023
Entrevistas sobre "Nubes de piedra" en Ideal y Todoliteratura.es
Muy agradecido a Todoliteratura.es y al diario Ideal por esta completa entrevista acerca de "Nubes de piedra" (Fagus Editorial).
1.-¿Cómo definiría o presentaría “Nubes de piedra”?
Este libro es mi prehistoria literaria -mi prehistoria narrativa concretamente-, del que sólo han quedado fuera los primeros balbuceos en prosa tras cinco años escribiendo poesía. Lo escribí a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, y creo que ya está presente el germen de los principales temas de mis libros posteriores: lo extraño, lo sorprendente, la ironía o incluso la sátira, las premisas extravagantes, las composiciones pesadillescas o vertiginosas, las propuestas asombrosas, los retos compositivos. Creo que los 35 relatos de “Nubes de piedra” viven en ese estado fronterizo entre el sueño y la realidad, entre la humorada y la insolencia propia de la primera juventud, entre la fantasía y una incipiente exigencia formal: aquel narrador ya comenzaba a gozar con la capacidad subversiva de la escritura breve.
2.-Para usted, según ha dicho, ¿la imaginación es el bien más verdadero y liberador?
Así lo creo, tengo el convencimiento absoluto de que la imaginación proporciona un sustituto soberano a la vulgaridad cotidiana. La imaginación, que es al mismo tiempo el fermento de la experiencia y el antídoto contra el horror de la vida, nos hace poderosos siendo como somos seres insignificantes y efímeros, nos permite trascender las infinitas magnitudes del espacio y el tiempo. Vivir sólo una vida me parece una terrible prisión. Decía Pessoa que toda la literatura es un esfuerzo por hacer real la vida, que es absolutamente irreal en su realidad directa. Yo lo simplificaría aún más con la siguiente fórmula: la realidad es fantástica y la ficción real. Y la imaginación se nos presenta como un ave de grandes alas con la que podemos sobrevolar el territorio en busca de tesoros valiosos, confortadores, nutritivos. Cuando escribí “Nubes de piedra” era joven, me fascinaban las perspectivas imposibles de Escher, las prisiones imaginarias de Piranesi o el expresionismo fantástico de Kubin, e intentaba que lo imaginativo cabalgara con furor desbocado, que fuera -como en el primer Romanticismo- hermoso, loco, embelesador, y un tanto perverso, como se podrá comprobar a lo largo del libro en muchos ejemplos de incorrección política.
3.-¿Cuál es el núcleo de estos relatos, si es que lo tienen?
Los relatos de “Nubes de piedra” son extraños disparates, historias que tienen un pie en el delirio (Como en “In extremis”, “El efecto del polvo Pyrethrum sobre los insectos”, “El otro diluvio” o “El hombre sucio”), piezas provistas de formas y texturas distintas (como “China”, “Látigo”, “Creciente” o “34 historias de amor”), y creo que que su centro de gravedad es la fruición imaginativa, aunque el placer lingüístico ya empieza a despuntar (véase “Primula Veris”). Pensándolo bien, quizá estos relatos expresen, esencialmente, la perplejidad de aquel joven ante el mundo, su rebeldía contenida, sus miedos, su necesidad de evasión.
4.-¿Es cierta la impresión de que en este primer libro de relatos hay mucho más humor que en los posteriores?
Totalmente, aunque con matices. No puedo evitar que en casi todos mis libros se filtre la ironía, pero sí es verdad que lo hace de forma decreciente (supongo que a medida que la vida va tomando rasgos de pesadilla demencial y que uno ya se va acercando a los momentos aurorales de la senectud). Y, al mismo tiempo, entre el abundante humor negro de “Nubes de piedra” comienzan a emerger ya burbujas de misterio, maravilla o sorpresa. En aquella época, además, descubrí la Patafísica e hice mío el lema de Boris Vian, uno de sus más inspirados príncipes: me esfuerzo de buena gana en pensar cosas en las que pienso que los demás no pensarán. De hecho, la Ciencia de las Soluciones Imaginarias potenció claramente algunos de estos relatos, como “Pulstar” o “El Club de los Novecientos Flautistas”. También me gustaba en aquellos años el sarcasmo desmitificador, aunque un poco elemental y escatológico, de Gógol: “El ser humano es un sujeto que se cree estupendo hasta que sufre un retortijón”.
5.-Marina Tapia vuelve a ilustrar un libro suyo, ¿no es cierto?
En efecto, Marina, una de las más cabales poetas en castellano, también es artista gráfica y ya tuve el privilegio de que ilustrara la segunda edición de “Astrolabio” (Reino de Cordelia). Y es un verdadero placer contar de nuevo con su arte. Ella siempre capta el espíritu del texto y lo enriquece con sugestivos detalles y perspectivas. Marina, que tiene una curiosidad insaciable por el mundo y a la vez una delicadeza especial para mirarlo, sabe destilar poéticamente cada relato y dejarlo en sus elementos esenciales. Flaubert, por ejemplo, era enemigo de las ilustraciones, le exasperaban, pensaba que “la más hermosa descripción literaria es devorada por el dibujo más ramplón”. No obstante, opino que, en este caso, el inmenso talento de Marina y el libérrimo carácter de estos relatos impiden tal eventualidad.
6.-¿Por qué se ha decantado por Fagus Editorial?
Por la entusiasta labor a favor del cuento por parte de la editora Silvina Elías y del escritor Beni Domínguez (tienen incluso el proyecto de revivir los “Pliegos de cordel” ilustrados. A ambos les agradezco de corazón su interés en publicar esta mi primera colección de relatos. Y no me olvido de José Luis Gärtner, que le ha regalado al volumen un pórtico de altura, un estimulante, un ingenioso y completísimo prólogo. Ojalá el lector que se acerque a esta historias las recuerde luego como sueños. Ojalá, aunque hayan cumplido ya cuarenta años, al lector que muerda esta fruta desconocida (en su doble acepción de obra inédita y extraña) le parezca una pieza refrescante que todavía conserva su acidez.
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