He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

martes, 10 de septiembre de 2024

Mi reseña de "La Novena" de Miguel Arnas en la revista Quimera

Comparto, en el número de septiembre de la revista Quimera, mi reseña de otra extraordinaria muestra del poderío narrativo de Miguel Arnas: su última novela publicada “La Novena” (Ed. Nazarí).


<<OBSEQUIO PARA LOS DIOSES.


Miguel Arnas es nuestro Anthony Burgess. Caudalosos, prolíficos, totalizadores y grandes amantes de la música clásica, ambos han intentado integrar las estructuras musicales en la literatura. Si el autor de ‘La naranja mecánica’ acometió el reto en ‘Sinfonía napoleónica. Una novela en cuatro movimientos’, nuestro patafísico, nuestro catalán y granadino de adopción lo acaba de hacer con ‘La novena. Un trasunto de la Novena Sinfonía de Beethoven’, también en cuatro movimientos pero con mucho más: hay textos reflexivos que operan como puentes enlazando los temas familiares, musicales y literarios que se persiguen a sí mismos; hay interludios que revisitan la vida de esos músicos que, como el propio Beethoven, compusieron su ‘Novena Sinfonía’ y murieron; hay un riquísimo y peculiar vademécum con 39 (número cabalístico) personajes representativos a la vez que esquinados de Europa; y, entretanto, la narradora, cercada por la muerte, cuenta la vida y milagros de las familias López, Pedrosa y Rodero (a la que pertenece) a lo largo del inmoderado siglo XX español hasta bien entrado el XXI.

A excepción de sus poemarios en prosa ‘El árbol’ o ‘Piano en pájaro’, la narrativa de Miguel Arnas es por lo general dionisíaca (véanse si no esos impresionantes hitos, ‘La insigne chimenea’, ‘Nos’, ‘Lejos de todo esa gente con ideas’, ‘Ashaverus el libidinoso’ o ‘Ashaverus el creador’) un torrente que sin embargo arrastra de manera armoniosa -en ocasiones incluso sincopada- realismo, metafísica, escatología, psicologismo, historia e intrahistoria, poesía, experimentación o mitología. Entre las páginas de esta poderosa obra última aprendemos que la creación artística es heroica y viene del trabajo, y que son Beethoven, Schubert o Burgess (y añado a Arnas) quienes obsequian a los dioses con su fuego. Aprendemos, entre una profusa pero suculenta cornucopia de imágenes, asociaciones y conceptos, que los arces sonrojan el cielo, que la sorpresa es pajarera, que la ciencia es fe carboneril, que el olor de los perales en flor recuerda al de unas medias femeninas. Que el placer artístico es anomalía, y que nos ayuda a no morir de tanta realidad. Miguel, pletórico de recursos, de armonías, de acordes y desarrollos, arde una vez más en su zarza. Y el lector de La novena es arrebatado por la efervescencia de este juego imposible, de esta novela laberíntica dentro de la novela, de este puzle de múltiples piezas divisibles en otras más pequeñas, de esta música despiezada; es arrebatado por la música como morfina, como rapto, como resoplido de cetáceo, como elixir que inunda por dentro; es arrebatado por los cuatro movimientos de la sinfonía convertidos en capítulos: “lo heroico, lo orgiástico, lo bucólico con algo de marcha fúnebre, y por último, Europa, lo épico y lo anodino de este continente”.

Sí, cuando el arte es grande guía al hombre al firmamento. Sí, la música logra expresar lo inexpresable mejor que la palabra porque está más cerca del espíritu. Sí, la belleza es elixir que inunda por dentro. Sí, para aprender a escribir novelas quizá haya que escuchar con atención la ‘Novena Sinfonía’ el genial sordo de Bonn, y leer ‘La novena’ de Miguel Arnas>>.

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