He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

domingo, 4 de febrero de 2018

Astrolabio en Gotemburgo


Nuestros buenos amigos Juan Ramos y Francisco Palmero han tenido la gentileza de cedernos dos correos suyos en los que dialogan sobre el placer de la lectura entreverado con el placer de los viajes, es decir, sobre mapas y magnitudes, sobre sensaciones y evocaciones, sobre literatura y vida. Mi gratitud a ambos.




Mi buen amigo Juan: 

Hace apenas una semana regresé de una furtiva escapadita por Suecia. Gotemburgo es una ciudad preciosa, sobria y simétrica en los espacios, desapacible en los tiempos, de tan ordenados, tan escrupulosos. Hecha para el disfrute navideño, yo debo de estar hecho de otra pasta porque solo lo que no se encuentra en las guías de viaje, y con mucho esfuerzo, puede emocionarme. No conecto con los lugares diseñados para conectar. Así que ahí me encontraba, buscando esa emoción en los barrios de la periferia donde lo lejano está, curiosamente, más cerca. 

Y Astrolabio en mi bolsa. 

Me crucé con una pequeña biblioteca de barrio, acristalada y expuesta, con las tripas desnudas y libros y lectores a la vista de todos. Me costó asimilar lo que veía. Siempre he pensado que la lectura es una mirada al mundo de adentro, íntima. Desconfío de los lectores públicos. ¿Pero en una biblioteca, el santuario de los libros? Y fue ahí donde comencé a encontrar el camino de la emoción. Pese a mi presencia egregia y avinagrada de pie junto al semáforo, ni uno solo de los lectores levantó los ojos del libro. De pronto todos sus mundos estaban a mi alcance, y sin embargo, yo no tenía nada que ofrecerles. 

Y Astrolabio en mi bolsa. Si hubiera podido contarles... 

La sencillez y lo cotidiano en las grandes ciudades sí me emociona, así que seguí camino bajo la lluvia. Como al final todo encuentra su lugar si se busca, en ese caminar sin rumbo me topé con un pequeño y modesto café. Me senté en un rincón y, ahora sí, abrí Astrolabio. Con tan buena fortuna que decidí volver a leer desde el principio. ¿Y qué me encuentro? ESPACIO. Y fue justo en ese momento cuando descubrí que es ese espacio de Olgoso el que siempre ando buscando, donde en lo pequeño, en lo breve, se cuece lo grande, lo eterno. Si en sus tres líneas conviven felices elefantes, ballenas y albatros, en este pequeño café he encontrado algo muy grande: la emoción. Por fin la encontré y de nuevo Olgoso la acompaña.

Fran leyendo Astrolabio en Gotemburgo


Y es por eso que conecté con la literatura de Olgoso desde el primer momento, porque en sus pequeños libros él se hace y nos hace grandes. Muy grandes. 

Quería escribirte, como ves, por haberme descubierto la literatura de Olgoso, la belleza de lo breve. Si La máquina de languidecer me regaló emociones en las ruinas de Loropeni, Astrolabio no quiso perder su oportunidad en un modesto café de una calle sin nombre en Gotemburgo. 

Gracias. 

Un abrazo muy fuerte. 

Fran

Juan con Astrolabio


Querido Fran: 

Me ha alegrado mucho tu carta, diría mejor, me ha emocionado. Además, ilustrada con ese minimalismo del lugar y el texto del comienzo de Astrolabio, -Espacio-. Me has devuelto a la seducción de Olgoso y a experimentar ese placer intelectual y esa emoción de la lectura, que también para mí es una mirada interior. De algún modo esos textos leen nuestros anhelos y nos sitúan en aquel lugar que buscamos. Tu experiencia lectora, en un lugar lejano, ignoto, pero a la vez íntimo, ha sabido interpretar el contenido, portentosamente breve y preciso, de un texto de Olgoso. Me has hecho una lectura tejida con la vida y experiencia sencilla de un viaje. Te imagino refugiado en aquel café, integrado en la nebulosa de aquellos lectores inmóviles de la biblioteca acristalada, navegando por un mundo sin límites, aunque condensado en unas cuantas líneas, en pocas páginas, tal vez en pocas palabras. Una experiencia única. Qué buena lectura, qué buena experiencia. Y desde dos puntos extremos norte-sur, Burkina Faso y Suecia.



Si te digo la verdad, esas experiencias de viaje son las que a mí me gustan. De lo poco que he salido en ese plan, Roma, Cuba y próximamente China-Pekín-Shanghai, las guías que busco son más bien de experiencias literarias, Observaciones vitales, algo que te aporte contacto físico y placer intelectual, no tanto miradas externas y virtuales. 

Disculpa que haya sido poco olgosiano, pues me estoy alargando un poco. 

Recibe un fuerte abrazo. 

Juan

Juan con José Carlos Jiménez, Ángel, Antonio Martínez Trujillo y Miguel Arnas, durante la presentación de El siglo Ubú
Foto: Ángel Cabrera Fernández

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