AMBULO II
(Urbanismo y Circulación)
Como en el resto del planeta, y mientras se estudia un combustible procesado a partir del copioso sudor humano, el sistema de transporte en Granada responde al común prototipo de las Cintas Rodantes automáticas, con sistema Strub, pendiente media del 14%, ventosas aplicadas según la relación de fuerzas 80: 1/4000, dos motores Thomson-Houston-Johnson por cada línea en ambos sentidos de la marcha, velocidad uniforme de 5 km/h y un canal de drenaje donde son súbita y debidamente eyectados los torpilentos. Su infraestructura (establecida en el "Plan General a la Desesperada de Articulación Viaria y Comunicaciones”) regula el acceso a todos y cada uno de los pasajes de ProtoGranada desde la Mezquita Mayor hasta alcanzar los límites del alfoz de la Ciudad Periférica de la Vega. Mediante un sencillo salto es posible abordar el servicio -previa adquisición de un bono interactivo por valor de medio millón de federicos galoneado con el sello azulón del Concejo- y abandonarlo después del mismo y elástico modo en cualquiera de las paradas dispuestas desde un punto de vista estratégico y estadístico: 10.000 bares, 1.000 multiboutiques, 500 mihrabs orientados hacia la Meca, 100 futbolarios, 10 macroespacios phynancieros y 1 librería.
Por otro lado, la pintura descascarillada, los materiales carcomidos y la estructura defectuosa de este modelo en particular revelan cruelmente su condición de Cintas Rodantes de segunda mano, donadas como aguinaldo en la tarde de Pentecostés del cambio de milenio por la capital de la nación, Barcelona. Y si sumamos además a estas condiciones otros eventuales e irresolubles contingentes -degeneración de las marcas viales y lapidación del alumbrado perpetrado por la mafia rusa, zanjas excavadas con singular presteza por el sapillo ocelado picapinos que interrumpen periódicamente el circuito, hordas juveniles que toman al asalto las Cintas Rodantes como beduinos tejanos trotando en sus canguros, innumerables ancianos con ergotismo gangrenoso atrapados caritativamente entre los mecanismos dentados, paralización total de las Cintas Rodantes automáticas siempre que el capitán general Leslie Zaragoza-Berrinches Totonicapán (con traje de boyardo y orquestina de zanfonas y flautas bastón) sale a merendar el chocolate con churros al que sus altas funciones le dan derecho, etcétera- podemos deducir la notoria eficacia y las trascendentes dimensiones de la circulación en nuestra ciudad, amén de cerciorarnos de la infabilidad de la ley de Sturgeon: el 90% de todo es tosco.
2. GUETOS: MODO DE EMPLEO.
Podemos asegurar bien a las claras que el gueto de Calderería (en la confluencia del tosco pero noble bulevar José Vicente Pascual con el encantador pero peligroso bulevar Miguel Angel Moleón) es un epifenómeno que se sobreañade al fenómeno deportivo. Los ocupantes del gueto son, a este efecto, herejes que en algún momento alzaron su voz contra los Dogmas Intangibles del Sacro Deporte del fútbol, contra sus Textos Sagrados o contra las Revelaciones de sus Sumos Sacerdotes. A fuer de ser más precisos, esta minoría cismática de refractarios al Profundo Misterio del Balón se subdivide en reacios a secas (castigados públicamente con cepos en pies y manos) que sucumben por lo general a un fácil regreso a concepciones más ortodoxas, y desafectos sin remisión (crucificados bocabajo en las cuatro entradas cardinales del gueto sobre maderos artificiales groseramente manufacturados, claro está, en el torno de panadero de una herrería) que con espíritu apasionado se niegan a desesperar. Compete por entero al Director de Conciencia Futbolística la aplicación de estas medidas de salubridad y el esfuerzo -meritorio- en liberar por todos los medios posibles de su ceguera y de su ganga culturalista a esos pocos denigradores de la Práctica Deportiva, a esos seductorzuelos de la disidencia entregados a menudo a insólitos vicios y a prácticas estigmatizadas. Ciertamente, y la experiencia nos lo indica, nadie debe olvidar que -desde remotos tiempos y, en particular, desde el Año Santo del Triunfo sobre la Hidra de los Malvados Indóciles- gracias a la benéfica y generalizada influencia del Sacro Deporte nuestra República no ha saltado todavía por los aires. Duerman pues a pierna suelta.
3.- TERREMOTOS.
No es ningún secreto que Granada -de explosivo nombre- posee entre muchas otras una molesta peculiaridad; se trata de la materialización de su acusado gusto por la vibración pélvica; en especial cuando, después de esperarla largo tiempo -merced a una sutil interacción de chismes científicos y periodísticos- nadie la espera ya.
El siguiente fax (perteneciente al Museo de la Ciencia Que No Fue) ilustra los en extremo peripatéticos acontecimientos de aquel mes de mayo del 2013:
"22' 00 hora local. 45º de temperatura. Movimiento sísmico de 8 grados en la escala Richter. 56 segundos, 7 décimas. Palacio de Congresos y macrosuperficies comerciales se desploman primero. Casi todo lo demás a continuación. Gigantesca e ingrávida nube azafrán de polvo de ladrillo y kevlar sintético. Al dispersarse, visión de ciudad arrasada y escarapelada de color amianto y ocre. Huesos y cráneos pulverizados, cadáveres podridos. Falsa alarma: han rodado desde el hundido cementerio municipal como un manantial óseo que se precipitara por la Cuesta de Gomérez. Ciudadanos a salvo. Todo el mundo en el Ferial del Corpus del lecho del Cubillas o en la peregrinación sabatina a Nuestra Señora del Dani de los Buenos Precios, en el terrario de los Bermejales. En el radio de veinte kilómetros de crípticas e interminables ruinas relucen penosamente, aquí y allá, la corona de Zorrilla, los sellos de plomo de los 22 Libros Plúmbeos del Sacromonte devueltos por el Vaticano el año pasado, alguno de los penes multioscilantes de la colección del canónigo del Cabildo Catedralicio, la fórmula secreta de los piononos y un teléfono móvil de aleación niobio-titanio con Registro Onírico y Estimulador Total. Asoma, además, la célebre litrona caobácea que inició la Guerra Municipal número dos, al extremo norte del campo de batalla de Pedrantonio. Sobre los escombros indeterminados sólo se yerguen el café Suizo, la Puerta Monaita y la enseña de la hamburguesería McPussy & McMurder. Operaciones de rescate postergadas hasta el final de las huelgas de Bomberos, Protección Civil y Cruz Roja".
Era lícito pensar que tras aquella forzada tabula rasa, y una vez combatidas la epidemia de pulgas y la plaga de ratas o viceversa y restablecidos convenientemente 'les états de l'áme', se podría al fin diseñar una planificación urbanística racional. Sin embargo, como la retirada de la espuma ante una ola ciclópea, esta posibilidad cedió una vez más bajo la zarpa de la brutal especulación: sin determinar antes el 'Feng shui' o espíritu del hogar adecuado, volvieron a levantarse los mismos inmuebles en los mismos lugares, agrupados en los mismos protobloques y distribuidos en los mismos pasajes, y todo ello, de nuevo, carente de materiales antisísmicos, materiales que según el Gobernador Civil (Illmo. Longinos Segovia Mediolitro) se encuentran únicamente en Plutón. Por supuesto, los edificios administrativos y municipales disfrutaron de su habitual prioridad, construyéndose en un onírico y fulgurante estilo postpost con feldespato y poliamidas aromáticas, oficinas octaédricas y folículos informáticos Bakerbaker, para ser finalmente vendidos a exquisitos magnates de la primera potencia capitalista mundial, China.
A pesar de todo el Gobernador, cuya austeridad atempera con fantasías, insiste -apoyado por la cómplice actitud de los granadinos- en que la ausencia de sistemas antisísmicos no es total, aludiendo sin duda a la preciosa ocarina instalada en la cúpula espiral falopanzística del café Suizo, capaz de emitir ondulantes silbidos con una precisión admirable al menor movimiento de tierra. Pero del Gobernador hay que apiadarse; su mujer es horrible.
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