4.- CALLEJERO.
Las calles de Granada tienen un gran interés, en cuanto permiten a sus habitantes desplazarse de un lugar a otro al igual que en una ciudad corriente, cosa extremadamente curiosa.
Coda: De vez en cuando alguien atraviesa inopinadamente la calzada con un libro entre las manos, pero esto no es más que un espejismo.
AMBULO III
(Cultura)
1.-POLARIZACION DE SISTEMAS LITERARIOS INTENSIVOS Y EXTENSIVOS.
Como los nestorianos se opusieron a los apolinaristas y los eutiquianos a los patripasianos, parece eternizarse la aciaga rivalidad de los dos bandos granatenses, habiendo mudado de inanes guerras literarias a auténticas guerrillas urbanas. Además (esto es un paréntesis) en una época como la nuestra, particularmente desprovista de afecto hacia la palabra escrita y en la que escasean los seguidores naturales de ambos bandos, sus ejércitos de fámulos y colaboradores han sido espesados con ayuda de la biotecnología, con clones fabricados a partir de células tutipotenciales del nido de arrugas de los dos carismáticos lideres históricos. Con sede en la agencia de viajes "La Diferenciación Cuántica" unos, y en la zapatería "La Experiencial" otros, dicen unos: "Zape", y los otros van mucho más allá todavía: "¡Zape!"”; recitan unos a voz en grito el "Paraíso verde veronés cerrado para muchos, jardines abiertamente decadentes para pocos" de Soto de Rojas, y otros los inmortales versos de Zorrilla: "¡Granada! Ciudad bendita, /reclinada sobre flores; /quién no ha visto un viernes sus primores/ mientras el taxista baja la banderita".
Ante la terrorífica escena que sigue prefiero solicitar un esfuerzo imaginativo por parte del lector: Noche de luna llena. Sobre el candente alumicrón de la calle, acharoladas sombras de dos ejércitos en posición de combate. Silencio sahariano. Al frente del bando oficialista, con el septo supraesternal desviado por el peso de las condecoraciones, el viejísimo Protonotario Supremo, Luis Porfía-al-Khancía Monteiro. Al frente del bando rebelde, ataviado con un traje nazarí de oropéndola y fantasía, el anciano Antrópico, Grimorio al-Quásar Morales. Los ojos de ambos, en los que aún chisporrotea claramente la ambición, parecen lascas de obsidiana entre repentinas llamaradas. Hierve la oscuridad. De súbito se escucha el repugnante e infinito chasquido de las armas amartilladas...
2.- EFIGIES.
Antes de que la simple aplicación del principio científico de la erosión continuada y simultánea por el simún motrileño, el siroco sexitano y las caricias antinatura de los transeúntes propiciara el estragamiento y exfoliación de las efigies, las más curiosas entre ellas representaban a sucesivos granadinos del año y a hijos adoptivos de la ciudad, no estaban talladas en la roca de la posteridad sino moldeadas con cobre batido del Albayzín o conservados sus personajes directamente en salmuera y expuestas al arbitrio de Alá en cualquier rincón, dada la notoria ausencia de espacio libre:
-Efigie conmemorativa de la proeza de los doscientos gargajeros que, con expectorante esfuerzo, llenaron de preciado líquido salival el depósito de la ex-fuente del Avellano para usos diversos y nunca determinados.
-Efigie del pirómano forestal nº 1 del país (pero esto no se podía prever cuando nació), cernícalo de ojos vidriosos, nariz fungosa y llameante Corazón de Jesús tatuado en el pecho.
-Efigie del diseñador Moduño Lugo, verdadero creador de entresiglos, autor del libro "Presillas y ojales para calzones de modernos", obra capital desconocida en lejanas latitudes.
-Efigie de santa Isabel la Católica, en el acto de lavarse.
-Efigie de Tarsicio Aragón, corifeo de los peluqueros granadinos e inventor del crecepelo mágico mediante la combustión de amebas "smorgasbord" y un compuesto beta-carbólico (escultura retirada expeditivamente al hacerse visibles los efectos secundarios a largo plazo de la poción).
-Efigie de Yehuda Ibaldo Tibón, célebre delantero del Sacro Deporte, tan modesto que jamás miró hacia arriba y con un gusto un poco demasiado vivo por los infantes.
-Efigie de una cornamusa sobre un sustentáculo rojo que simboliza el martirio de Cecilio, Hiscio, Mesitón, Tesifón y otros santos varones en un lugar de tierras azules situado entre las localidades desconocidas de Endessa y Cabrera.
-Efigie del comandante Valdés, ataviado como una pastora de la edad de oro en el acto de leer ensimismado un librito de poesía.
Efigie del funcionario municipal, espada flamígera en mano, que combatió el siniestro hábito de la destrucción de papeleras públicas con la no reposición de éstas.
-Efigie de la asidua lectora de la columna de astrología del diario vespertino "El Abencerraje Ideal" que intentó casarse con un cactus.
-Efigie de Wuán-ben-Loxah, considerado erróneamente un escritor en el mundo real.
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