He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

viernes, 22 de octubre de 2021

Reseña de "Devoraluces" por Ramón López Pazos

El escritor madrileño y amigo Ramón López Pazos compone una hermosa taracea en la que ha tallado sus certeras impresiones sobre Devoraluces, sintetizando maravillosamente cada uno de los relatos que lo componen. Muy agradecidos por esta deliciosa destilación literaria.

Ángel Olgoso y Ramón López Pazos

“Hoy quiero reseñar una lectura de obligado cumplimiento para los amantes de la literatura. Se trata de Devoraluces, último libro publicado del extraordinario escritor y amigo Ángel Olgoso.

Sin duda, los lectores de Ángel asistimos a un cambio de registro en la nueva obra. Una epifanía narrativa que, sin conocer los detalles, cabría pensar que es producto de su renovado estado de ánimo.

Dejando las disquisiciones del alma aparte, Devoraluces presenta un resultado soberbio (es lo acostumbrado); aunque, en muchos relatos, sorprendente.

Las luciérnagas, es una evocación emocionante, una pavesa de nostalgia que despide el fuego del olvido. En Hajdú, nos topamos con la perversión de los sueños inalcanzables, o no. Fulgor nos muestra la bonhomía de un hombre convertido en pajarillo alegre que invita a la felicidad. En La rosa de los vientos, recorremos junto a Ulises, un fantástico periplo por las vidas de otros personajes literarios. Hacia una Ítaca imposible de encontrar. Pelikan colorea el exterminio de color azul, la remota esperanza de los condenados que lucen en sus brazos los números del holocausto. Villa Diodati es la fascinante cadencia de un cónclave de celebridades literarias reunidas para forjar monstruos. "Ojos brillantes encendidos por la hoguera interior de la creación". La ilusión del horizonte es un carrusel de instantes ilusorios hasta llegar a un matadero de aves. La esperanza de ser águila sobre tendidos eléctricos. Okitsu es el tributo a un padre. El digno carretero contador de historias al que le tiemblan los labios de alegría. En La arena de las historias, presentas las mil y una noches del amor verdadero. Un sultán benévolo y enamorado. El calendario quimérico de lo que podía haber sido, un cuento para reflexionar. El néfesch, ese ingenio mecánico universal, un artefacto que muestra las historias que la realidad trunca. Nos hace pensar en las múltiples posibilidades que baraja la existencia. Quimeras que transformarían el mundo, convirtiéndolo en un poliedro de infinitas facetas, un piélago de circunstancias guardadas en el archivo de los hechos no acontecidos. En Medio real, hay un guiño a lo cervantino. Un personaje que, extrapolado a la actualidad, nos recuerda el desprecio que han de soportar ciertos manuscritos que no son considerados en lo que valen.

Yendo más allá del grueso de la obra, aparece un bloque de relatos apologéticos que conmemoran la figura de Marina. Émula de la llama es, como él mismo escribe, el particular renacimiento que opera de la mano de su musa. Erotismo, pasión, amor... toda una declaración pública de intenciones narradas desde la sístole y la diástole de tu corazón agradecido. Un ejercicio introspectivo que rasga las veladuras del pudor y excita los sentidos.

En Odres nuevos, nos dibuja otros asombros de la guerra. El moribundo hijo de Társila aupado a los pechos turgentes y prodigiosos de Águeda. Tetas salvíficas dadoras de aliento, de leche confortadora en las postrimerías de la vida. Y, por último, Coda. Un haz de textos que refutan la conveniencia de desarrollar una narración o, por el contrario, considerar que los títulos comunican lo suficiente para que el lector construya la trabazón del relato. La defensa del título como valor de una obra increada. Como bien resalta, el escritor está limitado a su experiencia. Sin embargo, al lector le impulsa el azar.

En resumen, Devoraluces ilumina nuevos horizontes narrativos. Por supuesto, el estilo es reconocible. Pero, como antes apunté, no deja de sorprendernos en algunos pasajes del libro. Una obra para degustar despacio, para masticar a ritmo de balada, para fabular a lomos de su lírica; ora al paso, ora al trote reunido, ora a galope tendido.

En Devoraluces, la literatura de Ángel Olgoso declina de lo turbador a lo bello, parece maravillarse de las bondades del mundo. Es innegable el giro que acusan las ficciones, y, en todo caso, ya sea en la penumbra del horror cotidiano; ya sea en la celebración de la belleza, sus palabras exactas siempre nos regalan el placer de las buenas lecturas. Esas que gustamos de releer al final de una anodina tarde de trabajo, para encontrar la merecida recompensa a la ingratitud de la rutina”.



Ramón López Pazos es un escritor vocacional, su disposición a la escritura vierte su creatividad en diferentes campos literarios.

Como narrador, es autor del libro de relatos Alejado del tiempo, y de la novela El centinela impaciente, ambas obras publicadas en la Editorial Nazarí. Formó parte del libro colectivo Nocturnario.

Ganó el premio de relato Frida Kahlo (Rivas Vaciamadrid, 2016).

Algunos de sus textos teatrales se han representado en diversas salas de Madrid.

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