He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

domingo, 17 de diciembre de 2017

Ángel Olgoso en África


Juan Ramos, amigo de Ángel y excelente persona, me ha hecho llegar este texto que su amigo Francisco Manuel Palmero, también maestro y voraz lector, le escribió desde África. Más que una anécdota, es un tributo a La máquina de languidecer y a las sensaciones que convoca, unas líneas casi escalofriantes por la emoción que despliegan de forma sutil, y evocadoras de la literatura de Joseph Conrad por el lugar donde se desarrollan. Para un autor siempre es un placer comprobar que sus libros pueden ser buenos compañeros de viaje, dar hondura al trayecto o a la meta y ampliar perspectivas. Gracias a ambos por compartir estas experiencias que sin duda alientan el trabajo creativo.





ÁNGEL OLGOSO EN ÁFRICA

Francisco Manuel Palmero

He conseguido conexión con el mundo durante estos momentos y voy a aprovechar para enviar las notas que tomé hace unos días en Loropeni, población cercana a Gaoua, donde estoy parando. Quería compartir contigo que he podido leer a nuestro orfebre de la palabra en el corazón de África, en lugares inaccesibles no sólo para los blancos sino para los propios nativos, lugares que pude ver y sentir tras haber recibido nombre en su lengua: Farma Alí. En el corazón de la tierra Gan he presenciado sacrificios y ofrendas a sus fetiches en santuarios ocultos en la sabana. He bebido doló en calabaza compartida y comido la carne de los sacrificios, y entretanto, he leído a Olgoso, el único mensaje que quería encontrar con nuevos ojos. He creído entender más allá y más adentro lo que cobijado en mi hogar y mi familia era solo hermoso. Aquí La Máquina de Languidecer se ha hecho carne en mis manos, y los nativos se han acercado curiosos al blanco que leía el mismo libro y anotaba trazos de palabras en un cuaderno. Espero humildemente haber honrado a Olgoso con su libro en el centro del mundo, donde todo es original. De entre las sensaciones, una aterradora y sorprendente: durante días mi hermano aquí me advertía de los riesgos y la singularidad de lo que presenciaba, y en el uso siempre ponía nombre a las cosas, “C'est l'Afrique. Aquí el tiempo es elástico”. África, esta África que he podido conocer, es esencia del hombre en estado puro, y me emocionó leer en nuestro libro, en El Golpe Maestro del Leñador Mágico, “Pasó el tiempo -el mismo tiempo elástico de los sacrificios (...)”. Sentí, al leerlo un profundo agradecimiento. A Olgoso, y a mi amigo Juan Ramos, por descubrirme autores de raza.


Gregory Colbert


Richard Dadd (The Fairy Feller's Master-Stroke)

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