He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

domingo, 16 de septiembre de 2018

Las uñas de la luz

Fue en Roquetas de Mar, en la activa librería Teorema, donde se presentó Las uñas de la luz, primer número de la colección Cuadernos Metáfora, que pretendía poner a disposición de los lectores selecciones de diversos autores a un precio de lo más asequible. Acompañaron a Ángel, el poeta José Antonio Santano y el librero Isidoro Salvador. La portada de la edición fue una ilustración que Santiago Caruso realizó expresamente para la ocasión. 
Os dejamos con la reseña que Pedro Luis Ibáñez Lérida escribió acerca de este librito.


Acompañamos esta entrada con uno de los videos de la presentación.




ACERCA DE LAS UÑAS DE LA LUZ

Pedro Luis Ibáñez Lérida


Las uñas de la luz -Ángel Olgoso, Cuadernos Metáfora- es una obra antológica en cuanto a que recoge hasta veintitrés cuentos seleccionados por el propio autor, y que han sido publicados con anterioridad, a excepción del que encabeza el índice con el título de Cartografía, perteneciente a la obra inédita Breviario negro. En estos relatos de heterogénea extensión, modulando entre el cuento, el relato breve y el microrrelato, nos adentramos en la audición y sensación de la palabra como ser vivo, que logra trasminar el untuoso olor a almizcle que contiene. La capacidad fabuladora del escritor granadino no comporta un alejamiento de la realidad, más bien la hace permeable a aquélla, que la traspasa y humedece para sedimentar su raíz en un terreno indómito y siempre por redescubrir. El rico registro narrativo sintoniza con el uso lúdico que propone y dispone del espacio y el tiempo. En la inexorable reflexión a la que nos arrastra en todas y cada una de estas historias, hay un acto de conciencia y justicia literaria. No es un motivo en sí mismo, pero la consecuencia es palpable y manifiesta: lectores que solazan la mirada perdida tras degustar y atender al rastro erótico que es planisferio y conmemoración de la vida y la memoria en el nombre femenino que resalta su orografía, la sensualidad asomada en la contingencia azarosa del encuentro fortuito y preñado por la desazón del futuro, el simbolismo que es capaz de masticar la realidad hasta deglutirla y sintetizarla, el grito de horror atávico que vocifera la angustia vital y existencial frente a nuestros semejantes, la fragilidad que rebosa en nuestros actos desde el nacimiento hasta el cumplimiento de la pena de muerte consabida, la interpretación de los fenómenos naturales incardinados al fatalismo y la decadencia, la reordenación de los acontecimientos sabidos y la reformulación de las caprichosas consecuencias que provoca, el magín que retuerce al pensamiento hasta hacerlo contorsionar entre gloria e infierno, la cruel fantasía que irriga y fertiliza los campos de generosa sangre como ofrenda de inmejorable futuro, el encarcelamiento de la creación y el poder del arte para liberar y manifestar su alma, la lascivia entronizada en la miseria más pútrida que ambiciona, acusa y criminaliza, la atmósfera sacralizada del templo que torna las imágenes policromadas en vestigios de amenaza, la inerte piedra que colma la depuración de la existencia en un hilo de voz colmado por la ternura de la mano que la toma o "la fiera venganza del tiempo", como se entona en la letra del tango. 

Ángel Olgoso abriga un universo personal en su escritura, a la que aplica un trabajo de decantación de resultados excepcionales. Cada relato es un trago de bebida espirituosa cuya destilación lo ha dotado de cuerpo y estilo que, indefectiblemente, deja regusto en el paladar. Ahonda en la desenvoltura y prescinde afeites. Hay un cálculo premeditado en disponer la literatura sin aderezos o composturas para definir el caos. El mismo que motiva y objetiva la escritura del autor de El túnel y que, en cierta manera, es común denominador a la necesidad de desentrañar la esencia dual de espíritu y materia. Es decir la búsqueda de un orden y equilibrio -real o imaginario- frente al embrutecimiento y la barbarie -siempre real-. El autor de Las frutas de la luna -obra ganadora del XX Premio Andalucía de la Crítica de Relato/Cuento, que otorga la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios y que está representada en esta edición por cuatro relatos- establece como calibres de su medida creativa el rigor y la intensidad. El relato, según afirma- "no debe tener ni tiempos muertos, ni genealogías interminables, ni morralla psicológica, en ocasiones ni siquiera resulta necesaria la aparatosa carcasa de una trama. Esto lo convierte en un texto destilado e incitante donde sólo perviven -junto al tuétano de los personajes y al aroma concentrado de la atmósfera- el rigor y la intensidad.







2 comentarios:

  1. Felicidades y enhorabuena. Te mereces todo el exito del mundo

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  2. Muchísimas gracias, querida amiga, por tus buenos deseos. Un fuerte abrazo.

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