He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

miércoles, 24 de agosto de 2022

Entrevista sobre "Bestiario" en Ideal

Entrevista de hoy martes, 23 de agosto, en el diario Ideal sobre "Bestiario" a cargo del periodista José Antonio Muñoz.


Ángel Olgoso (Granada, 1961), uno de los maestros del relato en español y Premio de la Crítica con "Devoraluces", vuelve con “Bestiario” (Eolas Ediciones), una aproximación literaria al complejo mundo de los seres que no existen, o que no vemos. El volumen cuenta con un prólogo de Jorge Fernández Bustos.

1. ¿Quizá nos llama tanto la atención lo entomológico porque los humanos no somos conscientes de nuestra pequeñez?

Exacto, tenemos un problema de perspectiva, nos cuesta vernos como un simple formicario de hormigas. Los tímidos estamos más acostumbrados a ese recogimiento del ego. Aunque si eres un tímido miope, es inevitable que te veas a ti menos borroso que a los demás. En realidad todos somos Gregor Samsa, el protagonista de “La metamorfosis” de Kafka. Este “Bestiario” podría considerarse un terrario de cristal, un termitero, un bosque animado en miniatura, donde sopla a placer la brisa de la imaginación. Aquí los animales son protagonistas pero también testigos y vehículo de reflexión sobre la identidad y sobre los límites entre especies y géneros. Más que apólogos, fábulas o alegorías, la fauna que acompaña desde sus inicios a la humanidad se materializa, entre estas páginas, en una estética del extrañamiento que es, por otra parte, sobre la que casi siempre he trabajado. Según Cortázar, las criaturas zoológicas permiten introducir la extrañeza en el discurso y desvelar las grietas fantásticas que se esconden bajo la superficie de la cotidianeidad. 

2. La muerte forma parte de la vida, dicen. Y hay quien sueña con la reencarnación, sin pensar en que la vida cansa, y determinadas vidas, más…
Me fascina el atroz hecho de que, de todas las formas de vida conocidas, sólo queden vivas un magro diez por ciento. Las demás, muchas de ellas extrañas o inimaginables, han desaparecido para siempre (aunque quedan pequeñas muestras como ornitorrincos, pangolines, capibaras, ajolotes, hormigas terciopelo, ranas de cristal, etc.). Me apasiona esa exuberancia de formas, esa energía desenfrenada, como si la naturaleza se hubiera ido alegremente por las ramas una vez tras otra. Te refieres al protagonista de “Samsara”, quien sufre la rueda de las reencarnaciones hasta acabar como un animal disecado. Sabemos que lo único que nos diferencia de los animales (que viven en estado de pureza, eternos, con el ritmo elemental de la tierra misma) es la conciencia de nuestra mortalidad. De hecho, si los miramos a los ojos nos parece intuir exactamente lo que sienten. Sin embargo nadie puede saber qué es un animal, en parte porque nadie puede saber lo que es cualquier cosa, y además porque es imposible considerar a un animal sin superponerse antropomórficamente a él.

3. ¿Qué tipo de cuentos de los protagonizados por animales le gusta más?
Todos, pues disfruto contemplando la realidad desde otras perspectivas, borrando la tenue silueta de la identidad entre las especies, agotando las posibilidades narrativas, cruzando puentes que conducen a otros estados de la materia, viva o incluso inerte. No podría elegir sólo algunos de entre todo este recorrido exhaustivo por la totalidad de mis libros (700 relatos), incluido el primero e inencontrable “Nubes de piedra”. Gocé por igual al escribir cada uno de ellos. En “Bestiario” hay lugar para la inquietud, la erudición y la extravagancia, para lo tierno y lo monstruoso, para el prodigio y la pesadilla, para la interpretación simbólica del cosmos o del imaginario colectivo, para la aproximación mitológica y arqueológica. Por suerte, en la literatura los pájaros pueden nadar y los peces volar, y los seres humanos cambiar de forma y de ser, metamorfosearse unos en otros de forma ovidiana, mendeliana o kafkiana: de la poderosa imaginación de los creadores siguen saliendo a enfrentar el mundo el cuervo de Poe, la cucaracha de Kafka, el dinosaurio de Monterroso, los pavos presuntuosos de Shakespeare, la ballena de Melville, los animales selváticos de Kipling,  el burrito de Juan Ramón y la “flor y espejo de los caballos” de Cervantes, los toros degollados de Esquilo o la tortuga que lo mató cuando un quebrantahuesos la dejó caer sobre su cabeza.

4. En uno de sus cuentos, plantea una subversión de las relaciones perro-amo. ¿Una parábola sobre las relaciones consideradas 'canónicas' y que se están subvirtiendo también?
He escrito mucho sobre perros, me di cuenta a posteriori: un perro que habla en “Bárbaro solo”, un hombre que se cree convertido en perro en “El perro verde”, un hombre que se promete con una perra callejera en “Grandes esperanzas”, un perro que contiene el espíritu y los recuerdos del hermano del protagonista en “Lamedores de cielo”. El relato “El asedio” es no obstante la rebelión del mejor amigo de hombre, la ofensiva de un ejército sin disciplina, una desviación del orden natural, de la falaz intimación de miles de años entre nuestras especies. En esta historia, los perros han escapado a su ciega servidumbre, han roto el pacto de fidelidad. Y es que, más que un compendio de animales parlantes, fabulosos o legendarios (también presentes algunos en este volumen) encontramos en “Bestiario” historias naturales y nada ejemplarizantes, retratos poco benevolentes de la condición humana. El campo de acción de las historias es siempre el ser humano, sus comportamientos, sus temores, su memoria, su crueldad, sus dudas, sus proyecciones mentales. Hay que recordar que los bestiarios medievales no sólo ayudaban a la gente a conocer animales exóticos y monstruosos, sino que servían para hablar de las virtudes y defectos, para hablar de personas y animales que ganaban o perdían su libertad.

5. Usted juega con frecuencia con las paradojas del espacio y el tiempo. Lo que para unos es un instante, para otros es una eternidad. ¿Se siente pulga o cocodrilo?

Sabemos que lo pasajero es eterno, las más grandes y solemnes verdades mentira y la poesía (la creación de belleza) la única prueba concreta de la existencia del hombre. “Bestiario” responde a mi apetito por lo maravilloso, lo distorsionado, lo fuera de lo común; a una cierta predisposición por mi parte a animalizar la realidad, mediante metáforas o literalmente. Quizá disfruto liberando a los animales de las jaulas de la convención, a través del juego, la broma y la sorpresa, desautomatizando el pelaje verbal de su naturaleza, que es la nuestra. Respondiendo a tu pregunta, a estas alturas debo haberme encarnado ya -siempre con gusto- en un buen número de animales, desde camaleón (“El pisapapeles”), cucaracha (“Edén Exprés”), tigre (“El demonio de Bengala”), burro bíblico (“Caída de cuerpos siderales”), tiburones (“Naufragio”), zorro (“Almohada de hierba dulce”), abeja (“Las barbas del cielo”), pulga (Merodeadora), cocodrilo (Samsara) hasta dinosaurios o perros. Además recuerdo animalizaciones literales en “Parte meteorológico” (revisión del mito del Arca de Noé) o en “Árboles al pie de la cama”.

6. ¿Hasta qué punto le influye la tradición del cuento oriental? ¿Y la mitología clásica?

Es cierto que casi cada libro mío de relatos incluye una historia oriental propia, homenajeando en especial a la fascinante y exquisita tradición japonesa. Y seis textos míos se incluyeron en la antología “Después de Troya. Microrrelatos hispánicos de tradición clásica”. No se trata sólo de una cuestión de gusto, de afinidades o de formas, sino de maneras. Estas tradiciones, por lo general, perduran porque han logrado recoger con sencillez algo esencial humano, una verdad eterna, común al hombre de cualquier tiempo y lugar. Son historias que están sustentadas a la vez en la autenticidad y en el misterio, no en banalidades, conflictos espurios ni ingeniosidades efímeras.

7. ¿Le supone un reto como escritor mezclar el microrrelato con el nanorrelato y los relatos de mayor extensión?

Siempre me he plegado por completo a las exigencias del texto, independientemente de la extensión. La soberanía de la historia es sagrada, no se puede forzar, ni podándola ni hinchándola.
Volvemos a la idea de la perspectiva: un árbol es, como decía Bruno Munari, la lentísima explosión de una semilla. Al tratarse de una recopilación de cuarenta años de escritura (aunque las narraciones no están extraídas en orden cronológico), conviven en “Bestiario” distintos registros, el microrrelato y el relato largo, la evocación poética, el terror, la sátira, la ensoñación, la metamorfosis, el cuento tradicional, la antropomorfización, la fábula, la escena bíblica, las hibridaciones, etc., y se barajan no sólo animales sino diversas atmósferas, técnicas narrativas y la propia extensión de los textos. Pienso que el resultado oscila entre entre el onirismo y la mirada poética, entre el barroquismo y el informe pericial.

8. ¿Qué le sugiere el término "mascota"?

Una simplificación, una pobre expresión un tanto peyorativa hacia quienes nos acompañan y nos ayudan a salvarnos de esta vida que, en palabras de Lezama, “se agazapa como una bestia de interminable lomo para la caricia”. Confieso que sería capaz de dar una oreja por haber escrito la historia del decano Spanley, de Lord Dunsany, una de las más hermosas relaciones jamás narradas entre humanos y animales. Mientras tanto, me conformo con este modesto crisol de “Bestiario”, donde he reunido vínculos amistosos y crudamente terribles, donde espero haber dibujado una batalla de centauros cuyas dos mitades se acompañan familiarmente o luchan instintivamente una contra otra. A fin de cuentas, somos los únicos animales que fabulan. 

9. Dijo que se retiraba del relato con 'Devoraluces', Premio de la Crítica. ¿Se lo ha pensado mejor?

Me temo que ya he dado por concluida mi obra de ficción. “Devoraluces” ha sido el punto final, la bisagra de una nueva puerta. En otros libros anteriores habían comenzado ya a infiltrarse algunas piezas de un universo fragmentario entre lo metafísico, lo ensayístico y lo confesional, pero ya tengo listo el primer volumen de esta nueva etapa más libérrima, titulado “Madera de deriva”. La verdad es que siento cierto hartazgo del corsé constreñidor de la ficción y, al mismo tiempo, mucha curiosidad y ganas de explorar -mediante otros registros- este territorio fronterizo. Pero no dejaré totalmente de lado los mundos sumergidos y fascinantes de la imaginación, los seguiré recorriendo a través de la lectura de otros autores.

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