En un cálido ambiente de amigos y aficionados a la literatura, se asistió en el Centro Artístico a una nueva sesión del ciclo Anomalía (Conversaciones transversales). En esta ocasión, no en torno a un autor sino a un texto. Con las luces apagadas, se escuchó primero la grabación realizada por José Luis Gärt de La Rosa de los Vientos, relato inédito de Ángel Olgoso, toda una carta de amor a la historia de la literatura universal que comienza con el Ulises de Homero y acaba en el Ulises de Joyce.
Luego Gart y Miguel Arnas propusieron un juego: adivinar las referencias a otras obras que aparecen en el cuento, en su recorrido por distintos hitos, escenarios y personajes de diferentes libros de ficción (La isla del tesoro, Moby Dick, Pinocho, Veinte mil leguas de viaje submarino, Cuento de Navidad, Bajo el volcán, La cartuja de Parma, Peter Pan, Alicia en el País de las Maravillas, En busca del tiempo perdido, Robinson Crusoe, Quo vadis?, Las aventuras de Huckleberry Finn, El retrato de Dorian Gray, etc.). Ulises hace hilo de Ariadna y va pasando de historia en historia, recomponiéndose, convirtiéndose en personaje principal o secundario de cada nuevo relato, viviendo otras vidas que es realmente lo que permite la literatura. Miguel lo calificó de "hipertexto", de texto que te lleva a otros muchos, y José Luis de "cuento google", en el sentido de que la riqueza de imágenes y de menciones del autor despiertan la curiosidad del lector, lo estimulan a investigar esas alusiones, a conocer otras historias, a leer otros libros. Se habló también de que un relato como éste ayuda a restituir la posibilidad de soñar, a devolver la imaginación a su lugar original, lejos por ejemplo de la impuesta perversamente por Walt Disney o la industria audiovisual.
En sus intervenciones, el público asistente hizo hincapié en el estilo plástico y sensorial de Ángel Olgoso, en ese gusto por los detalles, en ese lenguaje suyo poético o en esas maravillosas enumeraciones. Así como el hecho de que La Rosa de los Vientos parezca un cuento atemporal al estar escrito en presente, lo que le presta una enorme agilidad pues da la sensación de que todos los acontecimientos -por muy remotos que sean- se están viviendo en ese momento. O la vida propia que pueden llegar a adquirir algunos personajes y que remitirían a la muerte del autor.
Finalmente, por cortesía de Elisa Serna, se proyectó un montaje audiovisual en el que aparecieron imágenes de todos los personajes de La Rosa de los Vientos. Ángel Olgoso, voluntario convidado de piedra, recibió el habitual diploma que lo acredita como modelo de anomalía (en este caso, por su dedicación a transcribir sueños y su desbordante imaginación), y pronunció las siguientes palabras:
"Muchísimas gracias a todos por haber acudido a la convocatoria de una nueva ocurrencia gärtiana. Yo mismo no pensaba venir (por pánico escénico crónico y congénito), hasta que José Luis me aseguró que no tenía que hablar, que sólo iba a estar de cuerpo presente. Pero después de asistir al estupendo resultado de esta generosa y anómala iniciativa, lo menos que puedo hacer es volver de la tumba para agradecerle de corazón -a él, a Miguel y a Elisa- que se hayan tomado tantas molestias con lo que no es más que uno de los muchos relatos de mi nuevo libro, Devoraluces, con lo que no es más que un simple juego metaliterario sobre la corriente narrativa continua, un viajillo -en cierto modo circular- a través de la historia de la literatura. De modo que, caballeros, benditos seáis por ser como sois y por vuestro interés por mis relatos, y malditos seáis por haberme hecho hablar otra vez en público".
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