He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

viernes, 15 de agosto de 2025

Reseña de "Madera de deriva" por Marina Tapia en Culturamas

Siempre es algo muy especial tener por escrito los pensamientos de la persona que mejor te conoce o que convive contigo. Por eso resulta tan emocionante esta maravillosa reseña -certera y a la vez cálida- que Marina Tapia ha escrito sobre “Madera de deriva” y publicado en Culturamas.




<<“Madera de deriva” (Libros del Innombrable, 2025), el último trabajo publicado por el maestro del relato en español Ángel Olgoso, es un libro bisagra entre su ingente producción cuentística y la nueva etapa creativa, entre la ficción y la indagación y experimentación más libres, un libro abierto a cascadas de ideas y sensaciones que manan y se desatan, una especie de inventario conceptual, un registro de documentos marginales, de libros que pudieran haber existido. Un artefacto (y digo esto recordando también a mi paisano Nicanor Parra) capaz de sentar los cimientos, a través de cada uno de sus textos, para que los lectores vayamos edificando nuestro propio universo con cada relectura. Cómo se agradecen este tipo de narraciones híbridas, frescas, empapadas, embebidas de cultura, estas divagaciones exigentes y sin complejos, armonizadas por una voz que arropa con su minuciosidad de detalles, referencias y citas. Aquí no hay argumentos convencionales, lo que importa es la brújula, la esencia, el disparadero de planteamientos. No esperamos finales sorpresa, comienzos como cebos o remates altos, sólo necesitamos tener despierta nuestra curiosidad, nuestra parte más maleable, el goce de esa fruta rara que ha quedado aislada y que es deliciosa. Quizá sea imprescindible marchar al territorio Olgoso sin ningún juicio previo. Ir con traje blanco e impoluto para que las letras nos impriman su universo, impregnándonos de audacia y de singularidad. Estamos en las islas extrañas y afortunadas de los imaginarios medievales. Estamos ante una colección de cuadros que encierran otros cuadros dentro de sus márgenes, en un juego de espejos en el que la literatura, el arte o la historia se miran a sí mismas.

El autor no pretende complacer, no busca hacer valer su nombre, lo mueve un impulso genuino de fascinación y de compromiso absoluto con el lenguaje. Es un creador que indaga, que dibuja su mapa mientras se busca por caminos apartados, que nos hace partícipes de sus fabulaciones exquisitas, de sus apuntes sensoriales, de su enjambre de luces y pensamientos. Orilla la libertad que hemos perdido, se levanta firme sobre esa marea de composiciones fáciles de la actualidad; y pide al lector que lea entre líneas, que se mantenga activo, que sea −él mismo− un trozo de madera consciente y conmovido en medio de la corriente o del naufragio.

Leer un libro que abre puertas mentales es un milagro. Toparse con narraciones de difícil clasificación, inquietantes por sus enfoques y temáticas es oro puro. Ya cansada de transitar por tramas genealógicas sensibleras, por novelones redundantes que se limitan a calcar o a remedar obras, épocas o acontecimientos, encontrar otras propuestas más cercanas al ensayo, es abrir una ventana para que entre el aire del verano. Una brisa densa, cargada de perfumes, con reminiscencias de lejanos incendios o de profundidades marinas. Porque un libro no sólo puede responder a una secuencia bien estructurada, o no sólo tiene el cometido de la evasión. Un volumen de narrativa también puede ser probeta de nuevas fórmulas y especulaciones, catálogo de jugos destilados, compendio de fogonazos para que los lectores completemos el experimento, para que mezclemos el bebedizo que necesitamos o para que encendamos nuestra noche. Cultivar este tipo de literatura en tiempos áridos es toda una proeza.

Lo lírico, como en todas sus obras anteriores, también sigue presente en “Madera de deriva”. Como si de versos se tratara, os dejo con algunas frases que bien podrían serlos: “El silencio me lastima con el arrullo de sus labios de ágata, mas no aborrezco sus leyes: alfileres de paz. Sobre ribazos destilados cruje la espuma. Una dulce vibración envuelve todas las formas. No es de día ni es de noche en sus dominios” (del texto ‘Celebración’). “Veo la pasión azucarada de las libélulas [...] veo las arquerías tornasoladas de los pavos reales” (del texto ‘Tántalo’).

Ángel tampoco desdeña aquí el humor y la ironía que han sido siempre marca de la casa. En el conjunto de piezas “Gaveta de miniaturas” hace gala de nuevo de un ingenio mordaz, de una capacidad para atrapar lo sorprendente y a la vez lo irrisorio del comportamiento humano, continúa demostrando una soltura única al componer brevedades que van más allá de las estrecheces del género.

Viajamos con el autor por distintas latitudes (el Ártico, Chile, un pueblo de Córdoba, la constelación de la Osa Mayor o las Islas de los Bienaventurados) y por distintas épocas, mostrándonos cómo las historias imposibles, simbólicas y reales se entrelazan y acoplan de una forma perfecta bajo el cuidado de su voz magistral. Además, nuestro autor sabe muy bien cómo ser permeable a la dicción de distintos escritores de diversos períodos, lo que nos llevará al deleite de los ecos y resonancias de otros maestros, que parecen florecer y seguir vivos entre estos papeles. Y no sólo a través de tributos, como es el caso de Ribeyro (‘Los cigarrillos mentolados de Julio Ramón Ribeyro’), sino también de escenarios precisos con la sustancia y la atmósfera del Camilo José Cela de los libros de viajes (‘Alcancía’) o de Álvaro Cunqueiro (‘Vino de viña submarina’), o la asimilación con Adolfo Bioy Casares en ‘Los secundarios’, el texto en el que justamente se relata un encuentro de ambos en Granada.

Con este libro, en el que Olgoso va más allá del relato en busca de nuevas órbitas, podemos ser partícipes −quizá más que en otros− de todas las preocupaciones, intereses, deducciones y lecturas que rondan por su cabeza; es como compartir su intimidad, sus propias debilidades, sus percepciones tan peculiares, ser la cámara que graba sus movimientos internos. Si pensamos que en este trabajo pesa más la destilación de sus lecturas, hay sin embargo un buen puñado de textos en los que la balanza se inclina más a lo vivencial. Nos encontramos con una indagación profunda, un exprimir la realidad y sus posibilidades a fondo. Un equilibrio entre pensamiento y vida. Cual caballero andante, Olgoso lleva sus armas: la observación acuciosa, la maestría de sus años entregado a la escritura, las perspectivas desusadas, la sensibilidad y la sensualidad de su lenguaje. Si en sus libros anteriores, veíamos a Ángel dorando delicadamente iconos a la luz del candil de lo irreal, en esta “Madera de deriva” la luz de su candil verbal alcanza también a lo empírico.

Y agradecemos la generosidad de su mirada, que recopila para nosotros conocimientos variados: pulpa y tuétano. Dispone un cofre con leyendas, fábulas, catálogos, saberes populares o excéntricos; va tras los frutos de la cultura y de la civilización para presentárnoslos limpios y brillante, tentadores y muy bien dispuestos al paladar.

Elementos que enlazan espacios (‘Papel sonoro’), nuevos motivos de revolución (‘Espuela vana’, ‘Odiadores del silencio’), cuadros fantásticos que nos siguen interpelando (‘Besos de fantasmas’), momentos de la historia en los que sumergirnos como en una gota de ámbar (‘Tulpas’), recuento de definiciones en torno al fantasma (‘Glosario’), crónica de un viaje exótico y pasional (‘Chile en el corazón’), personajes fundadores de sociedades inéditas (‘Árbol candelabro’), la mixtura de lo extravagante (‘Asterismos de la constelación de la Osa Mayor’), la integridad en el oficio de la escritura (‘La pocilga de la facilidad’), un viaje en el tiempo sin abandonar el presente (‘Caminando sobre el mar de Tethys’), por nombrar unas pocas composiciones. Como veis, todo un mundo imaginativo, intelectual e incluso erótico late entre estas páginas. Todo un cosmos olgosiano alumbrado con esa manera tan suya: recopilatoria, colorista, vertiginosa, culta, trascendente y reflexiva.

No dejéis de leer este libro, este ‘papel sonoro’ de un escritor inmenso y fundamental que enriquecerá y ampliará la visión de vuestra existencia. Un autor, un estilista en el que los ideales y la coherencia creativa vibran y hacen vibrar a sus lectores>>.

Marina Tapia

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