Ángel Olgoso

He creado el Blog para compartir mi admiración por este singular escritor español, creador de un mundo propio, poético e inquietante, de una obra que trasciende los límites del género breve, del simbolismo y de la literatura fantástica. (Marina Tapia)

domingo, 17 de noviembre de 2024

Reseña de "La era de los últimos propósitos", de Begoña Callejón

Comparto mi reseña de la primera y magnífica novela de Begoña Callejón, “La era de los últimos propósitos” (Loto Azul Editorial). En la revista CaoCultura.



EUTHANASIA COASTER


Hace falta un acto de valentía para crear algo y Begoña Callejón arriesga en su último libro, la novela ”La era de los últimos propósitos”, una obra cosmopolita, variada, compleja y escrita con pulso, un estudio necrópsico rico en referencias y perspectivas, un caleidoscopio de personajes que tejen su tapiz de recuerdos, de presencias y ausencias. La premisa es potente y basada en un concepto real: una montaña rusa de acero, la más gran grande jamás vista, diseñada para el suicidio de veinticuatro personas por viaje. Euthanasia Coaster. Un nuevo amanecer, como reza el folleto. Altura de 510 metros, velocidad de 360 km/h., y aceleración de 8 a 10 G. La autora hace catas en distintas geografías del mundo, sondea el cerebro de veinticuatro personajes (por algo es especialista en neuropsicología), en el rencor, el odio, la desesperación, la fatalidad, las separaciones, las enfermedades, el vacío. Personajes que ansían la aniquilación del yo, colgarse de sus propias ramas, personajes que ansían ser tierra, que piensan en cómo será su muerte: “Ella había admirado siempre a todas aquellas personas que eran capaces de sobreponerse a la adversidad, al sufrimiento”.

El lector se topará con travesuras escalofriantes de la IA, con cambios de parámetros, con ‘chatbots’, con traumas y excitaciones brillantes como las escamas de una serpiente, con un estilo limpio y sincopado, rico en registros expresivos, punteado de tecnología, de emails, sueños, diálogos o de la viveza de monólogos como el soliloquio descoyuntado de Ian Curtis o del intensísimo episodio en el Gran Bazar. El lector asistirá a la representación del mundo como una ‘performance’ siniestra, como una búsqueda de consuelo, un mundo de una actualidad asoladora, de crueldad, soledades y miedos, de noticias atropelladas, “un caos organizado, instaurado por algún tipo de dios”. La novela va dedicada a los que ya no están, pero se podría extrapolar perfectamente a los que no estarán y, en definitiva, a todos nosotros. Porque a la montaña rusa de la muerte todos hemos subido ya: será el último viaje, del que los pasajeros no regresaremos vivos, pero donde nos sentiremos al fin libres. Será el último momento, el último aliento. Euthanasia Coaster realizará ‘loopers’ cada vez más pequeños, con un efecto devastador para el organismo humano mediante una hipoxia cerebral prolongada, que pasaría primero por una visión túnel hasta un síncope causado por visión negra. “En algo más de tres minutos habrá acabado todo”. Es cierto que quizá la voz narrativa de los veinticuatro personajes debería haber tenido discursos más diferenciados; en cualquier caso, resulta toda una proeza manejar a la vez tantos y tan dispares hilos, como lo hace la autora sobre todo en la reunión final en Hill Station Resort (cuyos capítulos demuestran la buena mano de la autora para los títulos). Begoña imagina, da vida, penetra omnisciente en la identidad de esos veinticuatro personajes, levanta una máquina monstruosa y sin embargo verosímil, un lugar que no existía: “Me di cuenta, tiempo después que, al igual que los pasajeros, los lugares también mueren”.

Es curioso cómo a veces se coagula en el aire una especie de interés común, una concreción temática, cómo coinciden en una misma cuestión diversos creadores aunque se realice a través de lenguajes diferentes: sin salir de España, “La habitación de al lado” de Pedro Almodóvar y “Polvo serán” de Carlos Marqués-Marcet, son acercamientos cinematográficos a la muerte deseada, del mismo modo que esta novela de Begoña Callejón, “La era de los últimos propósitos”, interesantísima, insólita, contrapuntística, heterógenea y coherente al mismo tiempo. Una obra que de alguna forma conecta con esa hermosa idea del ‘cielo oblicuo’ de Clarice Lispector, donde sólo pueden entrar los que se han ido torciendo de tanto sentir, de tanto sufrir, de tanto vivir, de tanto llevar el peso del mundo en su espalda. Una obra que es, a su vez, una enérgica montaña rusa, un columpio mortal de pasajeros que devienen más que un número, una obra que se cifra en un axioma irrefutable: “Toda esperanza tiene un final”.

sábado, 5 de octubre de 2024

Círculo Literario de la Zubia, presentación y lectura

Ayer, en La Casa Con Libros, nuestro grupo Círculo literario de La Zubia dio a conocer su proyecto y ofreció un pequeño recital. Nuestro agradecimiento a todos l@s amig@s que se acercaron y apoyaron esta iniciativa de sinergias creativas.








miércoles, 2 de octubre de 2024

Entrevista de José Antonio Muñoz en Ideal a raíz de "Sideral".

Entrevista en el diario Ideal de Granada a propósito de "Sideral", por José Antonio Muñoz.



El granadino Ángel Olgoso, uno de los maestros del relato en España, publica “Sideral”, la segunda parte de sus obras completas en este género.

(José Antonio Muñoz)


-¿Qué es “Sideral”?

Es la destilación de todos ms relatos escritos con tonos de ciencia ficción, de distopía o con alguna vibración técnica, y de otro donde la realidad se presenta alterada por lo extraño como un campo magnético. Aquí reúno narraciones espigadas de entre las 700 escritas en los últimos cuarenta años, que incluyen -entre otros muchos temas- el desmantelamiento del atrezo del universo, una nueva versión de la Creación, un ‘zoom’ a las profundidades del espacio, un apagón cósmico, un prisma que contiene todas las vidas alternativas, historias de amor entre máquinas, prisiones geométricas, astronautas en busca de vida extraterrestre, metamorfosis, homúnculos artificiales, pruebas patentadas de la existencia del Más Allá, comunidades humanas subacuáticas, deslizamientos de planos temporales y espaciales, un viaje al centro de la Tierra, un dios olvidado en un remoto desván entre las estrellas, una ‘road movie’ apocalíptica, o la aparición de nuevas lunas en el cielo.


-¿De dónde surgió su interés por la ciencia ficción y qué características diferenciales tienen estos relatos con respecto a los ‘leitmotivs’ del género?

Siempre me ha embelesado la música de las esferas, la astronomía, la astronáutica (quizá porque nací con la carrera espacial, en las mismas fechas en que Gagarin se elevaba sobre el planeta) y, además, la ciencia ficción forma parte indisoluble de la literatura imaginativa que practico, esa que permite suspender la incredulidad, forzando incluso aún más los límites hasta lo vertiginoso; por tanto, era inevitable que entre los centenares de relatos hayan germinado casi espontáneamente muchos de ficción más o menos científica. Como cada uno es un yo irrepetible, un universo con su propio espacio-tiempo, resulta lógico que la mía sea una ciencia ficción muy personal, con una impronta propia, que se abre no sólo a historias de alcance especulativo sino a perspectivas poéticas, metafísicas o satíricas. Tal vez en ellas haya un intento -seguro que inconsciente- de ampliar las expectativas estrechas que suelen tener los lectores acerca del género.


-A propósito de esto, ¿sigue siendo la ciencia ficción un género menospreciado en el ‘mainstream’ literario?

Me temo que sí, a pesar de la proliferación de obras y autores muy interesantes (Chiang, MacInnes, Cixin o Doctorow) y de su galopante hibridación con otros géneros, y es una verdadera lástima, porque la ciencia ficción, además de un sismograma del presente, puede ser también una búsqueda de sentido, una tormenta de ideas, una reflexión sobre lo humano y lo no humano, sobre cuál es nuestro lugar en el universo.


-¿Quiénes han sido sus referentes en el género?

Más que los autores de la Edad de Oro de la ciencia ficción, la más puramente científica y humanista de Asimov o Clarke, me ha interesado en especial el halo poético y romántico de Bradbury, los simulacros paranoides y realidades alteradas de Dick, lo residual humano en Ballard o la fusión de lo ético y lo grotesco en Lem. También disfruté enormemente las visiones peligrosas de Ellison y el bastardismo salvaje de Farmer. Imagino que en “Sideral” habrá algún eco de ellos, pero creo que estos relatos míos se alinean de forma mucho más orgánica con las geometrías insólitas de Kafka y de Borges y, sobre todo, con las alegorías irónicas, existenciales y fantásticas de Buzzati.


-Hay en estos relatos un cuidado del lenguaje no muy habitual en la ciencia ficción.

El esmero con la prosa es consustancial a mi labor creativa. En fin, ya sea frondoso o minimalista, el lenguaje -al menos en mi caso- es siempre el personaje principal. Y, por otro lado, siempre me ha fascinado el reto de describir poéticamente la astronomía, sus cuerpos, sus movimientos, sus magnitudes, de acercarse al sentido de las cosas y a su pasmosa fugacidad.


-¿Sirve la ciencia ficción para denunciar los excesos del progreso?

Por supuesto, y del peligro de hacerlo con secretismo. Se diría que flota la sensación de que realizar todo lo que permite la ciencia puede conducirnos al abismo. El ser humano ya ha pagado un alto precio por algunas utopías y comienza a pagarlo por algunas distopías, tras las que está el simple negocio. Apenas llevamos aquí 200.000 años y nos comportamos con una arrogancia suicida.


-La imaginación, en la ciencia ficción, ¿conviene embridarla o desbocarla? ¿Cómo le gustaría que acogiera el lector los relatos de “Sideral”?

Desde luego, la imaginación va mucho más deprisa que el cálculo, más que la luz irradiada desde las gigantescas antorchas de las estrellas. La definición de ciencia ficción es, en realidad, el arte de lo posible, de las ideas que no existen pero que lo pueden cambiar todo. En cuanto a la segunda cuestión, ojalá algunas de estas historias parezcan sacadas literalmente de otro planeta, flotar entre la realidad y el ensueño, entre el microcosmos y el macrocosmos. Ojalá renueven la capacidad de asombro del lector. Y no estaría mal que sirvieran, de paso, para enmendarle un poco la plana a la sugestiva frase de Éluard: “Hay otros mundos, pero no están sólo en este”.

Círculo Literario de La Zubia

La Zubia comienza a ser un centro magnético para la literatura. Este viernes, a las 20’00 h., se podrá comprobar en la deliciosamente singular Casa con Libros, durante la presentación del proyecto del Círculo Literario, que incluirá lectura abierta de sus miembros (de España, Chile, Puerto Rico y Argentina). 





domingo, 22 de septiembre de 2024

Mi prólogo de "Céfiro vuelve", de Lilian Cheruse, en el diario argentino Mirador



Mi prólogo de "Céfiro vuelve", de Lilian Cheruse, en el diario argentino Mirador:

<<Autora de dos volúmenes narrativos, “Lilian escribe” y “Vueltas locas”, y de dos obras de literatura infantil, “El cometa tiene un secreto” y “El avión celeste”, Lilian recoge ahora en “Céfiro vuelve” una nueva muestra, verdaderamente inspirada, de su talento para el relato. Pleno de variados registros y extensiones, nos reencontramos en este libro con el estilo cristalino, luminoso, tintineante, colorista y poético de Lilian, con sus imágenes genésicas o con su conmovedora sencillez, con sus infalibles toque de color local unas veces y exótico otras. En ocasiones, los textos toman prestado su material de la vida; otras, en cambio, lo toman del espejo empañado de la memoria, o de la historia, y del espejo sensual de la naturaleza.

Ante la imposibilidad de citar los numerosos relatos que componen el volumen, haré referencia a los que me han parecido más destacados: “Barranca arriba” tiene un equilibrio perfecto de los elementos poéticos y sensoriales, una sabia dosificación del tempo narrativo; es un texto precioso con un final perfecto, con su dosis de ambigüedad, de emoción contenida, con su proyección más allá de la historia. Un relato genial “Mi reino no es de este mundo”, con su sutil aroma a Denevi y a Buzzati, con todos los atributos del poder enumerados en el densamente trabado espacio del primer tramo; impresionante el parrafito final, y la conclusión contrastante, brutal y poética a la vez, tan liberadora. Excelente también “Alta mar en Pandemia”, cuya documentación para este cuaderno de bitácora proporciona una plena verosimilitud; la alternancia del avance del barco y de la pandemia, así como el paralelismo de los confinamientos, le dan vigor y profundidad a la narración, y una inquietante resonancia. “El canto del aire” es redondo, con un final sorpresivo pero de una coherencia absoluta, y su simbolismo encaja como un guante en la desasosegante y mustia época actual.

“El gato de los sueños” resulta muy colorista, brillante, casi ‘art déco’’, como una de las joyas diseñadas por René Lalique; las acciones en el sueño están integradas como muñecas rusas, y sus logradas sensaciones oníricas describen una especie de movimiento ondulante hasta el estupendo broche final. “El regreso de la barca”, tan plástico, posee una ambigüedad en el desarrollo que lo abre a distintas interpretaciones. En “Las llaves del reino” la autora sabe establecer, dosificar perfectamente la progresión y la complejidad psicológica de la situación y los personajes. Muy bien resuelto “El restaurador”, relato en la noble tradición fantástica del personaje misterioso y del objeto mágico. “La catedral sumergida” es un pequeño prodigio sensorial, colorista, musical, con ecos de Debussy y de Lord Dunsany. “Sombras de estanque” o el vértigo del dolor contado breve y limpiamente. “Revival de un mito”, una historia de amistad -o de amor- muy sensual sobre fondo onírico. “Ocho puntas”, otro texto de historias locales que se abre a inesperados puntos cardinales de la historia y la cultura. "La fuerza del débil" es claramente una ‘vendetta’ anunciada, y merecida, contra la condenada "cofradía" de los bancos, como muy bien la llama Lilian. “Del otro lado” habla de selvas, de colonos y civilizaciones perdidas, con su evocador hálito a Conrad.

También está el costumbrismo plástico y más narrativo de “Keops” y el costumbrismo vivísimo de “Aventura en Pecadores”; la riqueza expresiva del realista “Coto de caza”; el tapiz sensorial de “Hay nieblas en el cosmos”, con su lindo viaje en el tiempo; el vacío metafísico, casi sideral de la noche austral en “Larga noche”; o el exotismo a lo Schwob de “El pescador del Tigre”, facetado de detalles.

Mención aparte merecen microrrelatos como “Encantamiento”, una delicada filigrana, un fino bordado sentimental; “Caleidoscopio”, un texto hecho de impresiones, movimientos de cámara e imágenes; el micro poético “No existen cerrojos”; el estupendo microrrelato “Cortar por lo sano”, con la gradación perfecta de sus enunciados; el poético y a la vez concreto y detallista “Testigo en isla Mocha”, microrrelato atmosférico con final amplificador; o “Ese otro”, excelente micro sobre la fuerza de los anhelos (tener un hermano en este caso).

Y, para finalizar, un millón de gracias a la autora, a Lilian, por dedicarme “Gráfico de una leyenda” -hermoso pentagrama de conexiones en la distancia-, así como por sus sugestivas creaciones y por su entrañable amistad>>.


BIO

Lilian Haydée Cheruse:

Profesora en Letras, escritora y gestora cultural. Posgrado Internacional en Cultura y Comunicación (FLACSO). Ex Directora General de la Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario. Participación en programas radiales, televisivos y digital por medio de revistas, entrevistas y Canal TV + y eventos literarios. Recibió Diploma por labor cultural otorgó Movimiento Cultural Rosarino (2007). 2010, Diploma de Honor por labor Cultural e Interés Municipal del libro “Lilian Escribe”, por Concejo Municipal Rosario. 2019, Premio Madre Selva por Medios TV+ como escritora y aporte cultural. 2019 Interés Municipal por “Vueltas Locas”, narrativa y “El cometa tiene un secreto”, infantil. Autora de reseñas y prólogos. Ganadora 1 Concurso Infantil “Felices porque sí” con el cuento “El avión Celeste” (2021), Antología. Publicaciones digitales de Eos Villa Argentina e Internacionales. Publicó en mayo 2024 el libro “Céfiro Vuelve (microficciones) /La Mujer Azul” (Poemas).Autora de reseñas. Participa en Antologías internacionales. Asesora cultural de SADE San Pedro-Baradero y Miembro Concejo Asesor del Grupo Lectia/Arte y Cultura.